Los precios de los bonos retroceden un 3,16% en 2018, pese a que hasta abril resistían en positivoLos gestores creen que la deuda corporativa y la soberana son los activos que peor irán en 2019Ganar dinero en bolsa no está siendo nada sencillo en 2018. Salvo el tecnológico Nasdaq, pocos índices bursátiles aguantan claramente en positivo. Pero tampoco en renta fija. Y aquí ni siquiera se salva Estados Unidos. En general, el precio de la deuda emitida por todo el planeta está retrocediendo este año. Unas políticas menos laxas de bancos centrales como la Reserva Federal (Fed) o el Banco Central Europeo (BCE) y el entorno macro están presionando a los bonos, hasta el punto de que este puede ser el peor año para la deuda global con grado de inversión desde 2005. El Bloomberg Barclays Global Aggregate Bond, uno de los índices de renta fija más seguidos que trata de reflejar el mercado mundial de deuda con grado de inversión con títulos de 24 países, tanto desarrollados como emergentes, acumula pérdidas del 3,16 por ciento en el año, y durante el mes de noviembre llegó a caer un 3,7 por ciento. Pese a que la bomba de la renta fija amenazaba con explosionar, tras muchos ejercicios artificialmente sostenida por la liquidez inyectada por los bancos centrales, lo cierto es que los dos últimos años este índice acabó en positivo, después de perder un 3,15 por ciento en 2015 (ver gráfico). A principios de 2018 la situación era bien distinta a la actual. Hasta el mes de abril, la renta fija daba más alegrías que sustos. Se ganaba dinero con las carteras de bonos. Pero los factores en contra se han ido sumando: menos optimismo en el crecimiento económico que no ha impedido a los bancos centrales seguir normalizando sus políticas monetarias, las preocupaciones por los emergentes, la guerra comercial, los problemas en Italia, el Brexit... ¿Y qué puede ocurrir el próximo año? Los gestores temen que la situación para la renta fija no mejore. Al menos así se desprende de la última encuesta de Bank of America Merrill Lynch, realizada este mes, en la que al preguntarles a los gestores de fondos cuál es el activo que peor puede comportarse en 2019 respondieron que los bonos corporativos, en primer lugar, y los de gobierno, en segundo. La deuda corporativa de empresas y bancos es de los activos de renta fija que más sufre este año, con caídas superiores al 4,5 por ciento por precio, frente al 2,9 por ciento de la soberana. En la zona euro, buena parte de este descenso responde a que el que se había convertido en un gran comprador, el BCE, ha reducido sensiblemente el dinero destinado a su programa de compras, para eliminarlo en diciembre -aunque no por completo, porque seguirá reinvirtiendo lo que obtenga de los cupones y los vencimientos-. Gracias a estas compras, hasta ahora, los bonos tanto públicos como privados estaban cotizando a rentabilidades muy bajas -a precios muy altos-. "En general, seguimos siendo cautos sobre la deuda de los países periféricos al considerarla cara", apuntan desde AndBank. Mientras, en MoraBanc AM creen que "el incremento de la presión inflacionista es inevitable", pese a que el BCE pueda ser cauteloso, por lo que están "negativos en la deuda core", aunque en su caso "positivos" con la deuda periférica. Desde Axa son aún más pesimistas. "Las semillas de un futuro mercado bajista de bonos pueden comenzar a sembrarse en el próximo año", sostiene Chris Iggo, director de inversiones y responsable de renta fija de Axa IM, quien explica que "en una desaceleración global y en respuesta al populismo, los políticos gastarán y eso significa que los gobiernos se endeudarán más. La desaceleración cíclica podría ser bastante positiva para los bonos en 2019, pero la respuesta a eso podría ser una importante fuente bajista desde una perspectiva un poco más a largo plazo". EEUU y los emergentes No todas las caídas en renta fija se están produciendo en la zona euro. De hecho, uno de los grandes protagonistas del año ha sido el bono estadounidense a 10 años, cuya rentabilidad escaló por encima del 3 por ciento en abril por primera vez desde 2013. Es más, la deuda global en dólares está comportándose mu-cho peor, ya que sufre caídas cercanas al 2 por ciento, mientras en euros el descenso se limita al 0,78 por ciento. La deuda emergente también está viviendo un año complicado, al retroceder un 4 por ciento (esta caída es de la emitida en dólares). Ignacio Torre, economista jefe de Arcano, ve peligro de que haya una crisis de deuda doméstica en algunos países emergentes, y de ser así considera que "el epicentro estaría en la deuda corporativa". Sin embargo, desde Amundi confían en que volverá la calma a la deuda emergente a partir del segundo semestre del año que viene. "Después de un año difícil, creemos que las condiciones mejorarán progresivamente, especialmente en la segunda mitad de 2019. En deuda en moneda local, consideramos que las valoraciones no son particularmente atractivas", explican, por lo que prefieren la deuda de estos países en dólares.