El próximo 30 de octubre es la jornada marcada en rojo en la agenda. Ese día la cadena de supermercados no sólo presentará sus cuentas del tercer trimestre del año, sino que, sobre todo, se espera de ella que detalle en qué consistirá la caída de sus previsiones para este año y cuál será su alcance, además de poner sobre la mesa por qué camino irá en el futuro la compañía. En el tintero ha quedado, de momento, el plan estratégico que tenía previsto dar a conocer el pasado día 9 y del que no se sabe nada. Antes de la pasada -y negra- semana para Dia, fuentes próximas a la firma insistían aún en que se daría a conocer en el mes de noviembre, como muy tarde. Hoy ya nada de lo anterior sirve considerando el desplome del 84,3 por ciento en sólo ocho sesiones; los tambores de opa en una operación que se espera para enero; y, sobre todo, el agujero contable de 56 millones sobre el patrimonio en 2017 que reconoció ayer la firma (ver información superior). El mercado reconoce que ya poco queda por descontar de los resultados del tercer trimestre para los que se esperan cifras mínimas históricas de su trayectoria como cotizada desde 2011. Dia registrará un ebitda (beneficio bruto operativo) de 55 millones de euros, un 64 por ciento inferior al mismo periodo del año pasado; y unos ingresos de 1.832 millones, casi el 17 por ciento por debajo, según el consenso de Bloomberg, aunque hay que considerar que muchas firmas de análisis aún no han revisado sus cifras. Las claves pasan por ver hasta dónde caerá su margen ebitda, ya que se espera que se sitúe por debajo del 5 por ciento de cara a 2018 -160 puntos básicos por debajo de 2017- y si se reconociera otro nuevo ajuste contable, además de los publicados ayer.