La administración del presidente de EEUU, Donald Trump, está poniendo presión sobre sus aliados para que reduzcan a cero las importaciones de petróleo procedente de Irán en los próximos cuatro meses. Esta decisión llega después de que el pasado mes, Washington formalizase su salida del acuerdo nuclear con Teherán y planee reactivar las sanciones energéticas una vez finalice el periodo de gracia de 180 días. Un oficial del Departamento de Estado confirmó en un briefing el martes que funcionarios estadounidenses están visitando países europeos y asiáticos, como China o India, para asegurarse que cortan sus suministros petroleros procedentes de Irán antes del próximo 4 de noviembre, cuando el Gobierno estadounidense volverá a imponer sanciones contra la república islámica. Asia es el mayor cliente de Irán, pero Europa recibió una parte creciente de las exportaciones de crudo del país el año pasado. La misma fuente determinó que EEUU está en contacto con otros productores de crudo para que aumenten la producción de oro negro de forma que no se produzcan desequilibrios entre la oferta y la demanda. Según fuentes de la OPEP, Irán exporta alrededor de 800.000 barriles a Europa por día, mientras que a la zona Asia-Pacífico llegan alrededor de 1,5 millones de barriles por día. Los precios del crudo subían más de un 2,5 por ciento a media sesión a medida que el mercado digería la previsión de un recorte de suministro iraní mucho mayor de lo esperado. El West Texas recuperó los 70 dólares, mientras el Brent superó los 76 dólares. Coincidiendo con esta decisión, Bloomberg adelantó que Arabia Saudita planea bombear una cantidad récord de crudo en julio, embarcándose en una de las mayores alzas de sus exportaciones para enfriar el precio. La petrolera estatal Aramco podría elevar la producción en julio a 10,8 millones de barriles diarios.