Tras analizar el primer trimestre del año, en Mirabaud Asset Management mantenemos una visión optimista sobre el ciclo económico. Es cierto que se ha observado una ralentización de su crecimiento frente a los niveles récord que se alcanzaron durante el cuarto trimestre del año anterior. Y no podemos obviar tampoco que, tanto en Europa como en EEUU, los últimos datos de crecimiento han decepcionado. Pese a eso, a tenor de la macro, creemos que la actividad económica global debería acelerar durante el segundo trimestre del ejercicio. En Europa, la fortaleza del euro durante los tres primeros meses de 2018 afectó negativamente a las exportaciones, a pesar del rebote del dólar a finales del periodo. Pero también encontramos un canal de crédito favorable al crecimiento y las condiciones de concesión de préstamos siguen suavizándose, lo que dará apoyo al crédito y a la inversión. Creemos que la tasa de inflación subyacente del 0,7 por ciento en abril y la importante tasa de subempleo que sigue observándose en Europa deberían convencer al Banco Central Europeo para mantener una política monetaria muy expansiva a medio plazo. En paralelo, EEUU vio cómo su PIB continuaba creciendo en este primer trimestre del año a un sólido ritmo del 2,3 por ciento que, dado que durante el segundo trimestre del año suele producirse una aceleración, podría situarse por encima del 3 por ciento, un repunte originado sobre todo en el consumo privado. Observamos también que la inflación y el crecimiento salarial podrían sorprender al alza. En este escenario macroeconómico global, la ralentización del crecimiento ha hecho temer a muchos un final inminente del ciclo económico algo que, desde nuestro punto de vista, es exagerado; realmente creemos que la actividad se acelerará durante el segundo trimestre. Sí vemos, en cambio, que el proceso de normalización monetaria durará menos de lo que los gobiernos han señalado y creemos que no se llegará a grandes subidas de tipos. En nuestra opinión, se mantiene un entorno de reflación, definido como una aceleración del crecimiento y la inflación, en el que destacan unas materias primas sostenidas por la situación geopolítica en numerosos países productores de petróleo. El barril de Brent alcanzó en el primer trimestre los 75 dólares, su nivel más alto desde 2014. Aunque la tendencia actual podría frenarse -el número de pozos de petróleo de esquisto en EEUU ha repuntado en respuesta al alza de los precios- seguiremos en un escenario en el que la demanda podría superar a la oferta hasta el final de este ciclo económico y mantener la presión sobre los precios. A grandes rasgos, en Mirabaud hemos sobreponderado los sectores de minería, metales y química básica para expresar nuestra visión positiva sobre las materias primas y el ciclo económico. En las bolsas, la fortaleza del dólar, el ascenso de los rendimientos de la deuda pública a diez años y la volatilidad del sector tecnológico lastraron las cotizaciones en EEUU. Las bolsas europeas, a pesar de contar con unos fundamentales sólidos, acumulan una trayectoria decepcionante desde comienzos de año, de ahí nuestra asignación neutral en esta clase de activos. Sin embargo, el rebote de la actividad en el segundo trimestre debería ser beneficioso para los activos de riesgo. Si analizamos el mercado de renta fija, vemos cómo cedió terreno, principalmente por la fuerte subida de los rendimientos en todo el mundo, sobre todo los de los bonos del Tesoro estadounidense. Los mercados emergentes registraron un peor comportamiento relativo debido a su sensibilidad al dólar y a los rendimientos de la renta fija estadounidense. En este sentido, en Mirabaud Asset Management mantenemos un posicionamiento general de infraponderación en la asignación a renta fija, sobre todo en deuda pública. En líneas generales, creemos que para lo que resta de 2018 persistirá en el mercado una alta volatilidad. Una situación en la que tiene especial coherencia y sentido la filosofía por la que siempre hemos apostado en los fondos que gestionamos desde Mirabaud, pensando en el largo plazo, bajo un modelo de gestión activa y de valor, basado en la diversificación y el profundo análisis caso por caso.