Para quienes pensaran que el culebrón energético español era imposible que diera más de si, la portuguesa Galp va a hacerles cambiar de opinión. La empresa de energía se estrena hoy en bolsa. El estado de Portugal, que junto a la petrolera italiana ENI es su mayor accionista, ha colocado en el parqué cerca de un 23 por ciento de la compañía, una participación valorada en más de 10.000 millones de euros. Según la agencia Bloomberg, es la segunda OPV (Oferta Pública de Venta) más importante de la Bolsa de Lisboa desde la privatización de EDP en 1997. Y se estrena en un momento magnífico, cuando el sector energético ibérico está alterado. De hecho, Euronext anunció ayer que Galp ha nacido ya como un gigante de la bolsa portuguesa: porque ha decidido realizar una revisión extraordinaria para incluir a la compañía a partir del 30 de octubre en el PSI 20, el hermano gemelo del Ibex 35 portugués. Desde ese puesto podrá mirarse cara a cara con sus competidores, aliados y amigos europeos. Galp es otra pieza del difícil puzle energético que se está dibujando en la Península Iberia. ¿Por qué? Pues porque Iberdrola es su accionista -tiene en su poder un cuatro por ciento de la empresa-. Y no es la única eléctrica española con la que tiene que ver. Unión Fenosa -de la que se especula podría fusionarse con Iberdrola- es aliada de Galp.ENI, que controla más de un 30 por ciento de la portuguesa, posee, a su vez, un 50 por ciento de Unión Fenosa Gas. La otra mitad es propiedad de Unión Fenosa. Y esta filial de gas tiene en su poder un gran tesoro: la mayor reserva de gas de una eléctrica española, en Damietta, que se regasifica en Egipto.