Se gana un 1% desde enero frente al retroceso del 0,19% de los soberanosComo es habitual, la renta fija se ha movido desde enero al son de las expectativas generadas en torno a los bancos centrales. Y podría decirse que se han producido dos etapas bien diferenciadas, que giran en torno a marzo. Hasta ese mes, las ventas dominaban un mercado de deuda soberana que ya había empezado a descontar que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca aceleraría el crecimiento y la inflación y, por tanto, el fin de los estímulos. Sin embargo, a medida que el suflé se desinflaba y la posibilidad de subir los tipos se diluía en el tiempo, los inversores volvían a confiar en este activo. Pero no lo suficiente como para borrar las pérdidas que se anota en un semestre que solo se salva por la corporativa. Según el índice de Bloomberg que recoge una cesta representativa de deuda pública europea, esta se deja un 0,19 por ciento desde enero a cierre del último dato disponible, del miércoles (ver gráfico). Pero esto no siempre fue así, hace dos semanas el precio de estos bonos consiguió, contra todo pronóstico, volver al mismo nivel al que empezó el año e incluso superarlo, generando ganancias en las carteras de los inversores. Lo que pasó después se llama Mario Draghi y sus comparecencias en las que el mercado intenta adivinar cuándo empezará el tapering (retirada de estímulos) y se subirán los tipos. Cualquier señal que apunte a una retirada de la respiración asistida se convierte en motivo de susto para los bonos, como la lanzada por el presidente del BCE el pasado martes en el Foro sobre Bancos Centrales celebrado en Sintra (Portugal), que hizo dispararse la rentabilidad del bono español a 10 años 12 puntos básicos en una sola sesión. Bastó que un miembro del organismo declarase un día después que el mercado lo había "malinterpretado" para devolver la calma. Al menos hasta ayer. El fuerte repunte de los precios en Alemania, hasta el 1,6 por ciento, volvió a ser interpretado como un elemento más de presión para que el BCE actúe, ocasionando ventas. El resultado es que las caídas que ha vivido el precio de los bonos españoles a diez años causa pérdidas del 1,4 por ciento desde enero, al pasar del 1,38 al 1,53 por ciento. Y no son las más abultadas: con el italiano se pierde un 2,9 por ciento y con el alemán otro 2,3 por ciento. Entre las excepciones entre la periferia figura Portugal, cuya deuda deja ganancias de hasta el 6 por ciento desde enero. También ha salvado el tipo la de EEUU, a pesar de la normalización monetaria a la que asiste: con el bono americano a una década se obtienen plusvalías latentes del 0,86 por ciento, pero pérdidas por divisa en dólar de casi el 7 por ciento. Con menos vaivenes que la soberana, en la evolución de la deuda que emiten las empresas europeas hubo menos sobresaltos. Según el índice de Bloomberg que reúne este papel, se gana un 1 por ciento en el semestre.