Los analistas esperan que la compañía alcance una tesorería de 371 millones de euros en 2019Acciona fue la última empresa sin compromisos financieros en 2003, tras la venta de AirtelLa situación financiera de ACS ha dado un giro de 180 grados en los últimos diez años. Si en pleno estallido de la burbuja inmobiliaria, en 2007, la compañía tuvo que afrontar el descenso en la actividad de la construcción con la losa de una deuda que ascendía a 16.575 millones de euros, ahora los analistas ya vislumbran el final de este largo camino y esperan que, incluso, en 2019 esta cambie su signo y pase a contar con una posición de caja de 371 millones de euros. "ACS ha reducido su deuda neta en un 82 por ciento en los cuatro últimos años [desde que acelerase su proceso de venta de activos]", destacan los expertos de Citi. De cumplirse las previsiones de los analistas, sería la primera firma española de infraestructuras que lo logre en 16 años. La última compañía del sector que alcanzó posición de caja fue Acciona, en 2003, cuando cerró el ejercicio con una tesorería de 155 millones de euros, impulsada por la venta de Airtel a Vodafone por casi 1.400 millones de euros. Algo que también consiguió ACS, de forma fugaz, en 2001, cuando cerró con una tesorería de 53 millones de euros o Ferrovial a finales de los 90. En la actualidad, esta última compañía cuenta con una caja de 697 millones de euros sin contabilizar la deuda sin recurso -aquella asociada a sus filiales internacionales y en la que los acreedores no pueden exigir responsabilidad a la matriz en caso de impagos-, aunque en los cálculos de los expertos, que sí la incluyen, su deuda neta ascendió a 4.580 millones en 2016. El consenso de analistas prevé, además, que ACS, que forma parte del Eco10, el índice de ideas de inversión de calidad de elEconomista, elevará su ebitda -resultado bruto de explotación- a un ritmo del 7 por ciento anual en los tres próximos años, hasta los 2.330 millones de euros en 2019. Algo que ha encumbrado al grupo, que lleva dos años siendo compra, a lo más alto de la tabla de La Liga Ibex de elEconomista, que combina las recomendaciones de FactSet y Bloomberg. A la compañía presidida por Florentino Pérez la siguen de cerca otras dos firmas del sector como Ferrovial y Acciona, si bien es cierto que esta última ha enfocado su negocio hacia las renovables. Las buenas perspectivas se han trasladado al parqué y han permitido a ACS sobreponerse al baile en su accionariado -la familia Fluxá, propietaria de Iberostar, anunció la venta de su participación del 5,6 por ciento en la constructora, y la Corporación Financiera Alba, redujo su participación del 11 al 9,9 por ciento-. Rebota un 7,6 por ciento en 2017 y se instala en máximos de abril de 2015. Los inversores están tomando posiciones en la compañía con la perspectiva de que una vez aflojada la presión con la que apretaba la deuda, ACS se coloque como una de las empresas mejor situadas para aprovechar la inversión en infraestructuras en Estados Unidos -ver apoyo-. La venta de activos Buena parte de la culpa de que la constructora haya logrado convertir en fortaleza lo que hasta entonces era uno de sus quebraderos de cabeza descansa sobre su programa de venta de activos. La firma de infraestructuras ha llevado a cabo desinversiones por valor de 11.950 millones de euros desde 2012. Entre ellas, la venta de su participación en Iberdrola y Abertis hasta la salida a bolsa de Saeta Yield o la más reciente venta de Urbaser. ACS vendió esta filial de servicios de limpieza al grupo chino Firion Investments por 1.144 millones de euros en una operación que le reportará unas plusvalías de unos 350 millones de euros. Las ventas de activos no estratégicos podrían no haber tocado su fin, ya que en Berenberg calculan que "ACS podría llevar a cabo desinversiones por valor de 750 millones de euros". Regreso a grado de inversión El esfuerzo por la contención de su deuda ha venido acompañado de una fuerte rebaja del tipo de interés exigido. Según datos de la compañía, este ha pasado del 5,4 por ciento en 2014 al 3,7 por ciento en 2016. Algo que podría prolongarse, ya que, como destacan en Bankinter, "este menor endeudamiento permitirá la obtención de un rating con grado de inversión y reforzará la posición de la compañía de cara a refinanciar sus préstamos en unas condiciones más favorables".