El liberal Mark Rutte, que tendrá que pactar, seguirá siendo el primer ministroLa bolsa europea ya avanza un 4,5 por ciento en el año gracias al último estirón que ha dado el mercado en marzo, toda vez que el calendario electoral arrincona a los populismos tras la derrota del ultraderechista Geert Wilders. La bolsa holandesa marcó ayer nuevos máximos no vistos desde 2007, en los 514 puntos del AEX de Ámsterdam, tras subir un 0,56 por ciento en la sesión. Mientras, la bolsa francesa, la más penalizada a estas alturas del año por el temor a una victoria de Marine Le Pen, avanza un 3,1 por ciento en 2017, la que menos de Europa, debido a la cercanía de las presidenciales que se celebrarán a doble ronda en abril y mayo. Y es que Europa superó el miércoles en Holanda otra pelota de partido ante la amenaza del populismo xenófobo. Tras la victoria en diciembre del verde Van der Bellen ante Norbert Hofer en las presidenciales austríacas, ahora ha sido el liberal Mark Rutte el que se ha impuesto a Geert Wilders. Con una participación altísima, del 82 por ciento, los neerlandeses han conseguido frenar a la extrema derecha. Esta vez, los malos presagios no se han cumplido. Geert Wilders, que aspiraba a convertirse en el nuevo primer ministro holandés tras las elecciones generales del miércoles, no ha conseguido su objetivo. Pese a ello, el Partido por la Libertad (PVV), al que Wilders pertenece, ha conseguido 20 de los 150 escaños, cinco más de los que ya tenía, convirtiéndose en la segunda fuerza de la cámara baja neerlandesa. La mayoría de los partidos ya avanzón en campaña que no pactarían con el PVV. El candidato antiislamista reaccionó a los resultados amenazando a su rival: "Rutte aún no ha visto lo último de mí". Los votantes holandeses han dibujado un parlamento muy fragmentado, como es habitual en este país. De las 13 fuerzas políticas que han conseguido representación, la única que tiene posibilidades de encabezar un Gobierno es la que lidera el actual primer ministro Mark Rutte: el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD). Pese a que los recortes le han hecho perder ocho asientos en comparación con los últimos comicios, sus 33 representantes son sinónimo de continuismo. Rutte, liberal y europeísta, ha afirmado tras conocer los resultados que "el pueblo ha dicho no a un tipo equivocado de populismo", en alusión a Wilders. Los que sí cambiarán son sus socios de Gobierno. La gran coalición de la que se valió Rutte para gobernar durante los últimos cuatro años es imposible de repetir por el descalabro histórico del Partido Laborista (PvdA): han pasado de tener 38 diputados a tan sólo nueve. Llamada Demócrata Cristiana (CDA) y los centristas de Demócratas 66 (D66) son las fuerzas que vendrían a ocupar el lugar de los laboristas en el Ejecutivo. Sin embargo, una coalición a tres no será suficiente. Por lo tanto, Rutte necesitará a un cuarto partido en la ecuación para conservar su puesto.