En Goldman, JP Morgan, UBS y Barclays creen que no podrá cumplir con el plan estratégicoLas estimaciones de ganancias para este ejercicio han retrocedido un 12% y para el próximo un 7%Cuando Popular presentó hace solo unos meses su plan estratégico hasta el año 2018, algunos analistas ya expresaron sus dudas sobre la capacidad de la entidad para cumplir con algunos de los principales puntos de sus guías. En los últimos meses las presiones sobre la entidad no se han suavizado y los expertos de la gran banca de inversión no creen que esté en disposición de retribuir a sus accionistas en 2017 como había prometido. De este modo, los analistas creen que Emilio Saracho, que se hará con el timón de Popular el 20 de febrero, tendrá que decidir retrasar el pago de dividendos al menos hasta 2019. Desde JP Morgan prevén que la entidad destinará el 25 por ciento de su beneficio (payout) a retribuir al accionista dentro de dos ejercicios, lo que supondría retrasar dos años el guión inicial del banco -que preveía un payout del 25 por ciento en 2017 y del 40 por ciento en 2018-. En esta misma línea, el equipo de Barclays prevé que la compañía no retribuya hasta 2019 y que lo haga con solo un 20 por ciento de los beneficios. "Los objetivos a 2018 de plan estratégico parecen cada vez un reto mayor a pesar de los 200 millones de ahorro de costes planificados este año", reflexionan desde JP Morgan. De hecho, en otras firmas son aún más pesimistas con respecto a la recuperación de la retribución en efectivo de Popular: en UBS no la esperan hasta 2020 y en Goldman en el horizonte que contemplan -hasta 2019- no esperan pagos a los inversores, un extremo que también prevén desde Mediobanca. Más dudas y poca visibilidad Con el mercado poniendo al banco en aprietos -aún cotiza un 33 por ciento por debajo del precio de su última ampliación de capital-, las dudas sobre cuál será el camino a seguir por Saracho se han multiplicado, con los analistas especulando con que la firma tenga que trocear su negocio, opte por ampliar capital y con que continúe su camino en solitario o con una fusión. En medio de todas estas dudas, las previsiones de beneficio del banco continúan deteriorándose, un empeoramiento que se ha exacerbado tras presentar unos resultados peores de lo esperado -se preveían pérdidas de 3.000 millones, frente a los casi 3.500 millones de números rojos presentados-. Desde que comenzó el año las previsiones de ganancias para este ejercicio de la entidad han retrocedido un 12 por ciento y los analistas esperan que se apunte menos de 400 millones de euros. Mientras, para el próximo año el consenso de mercado ha reducido sus perspectivas en un 7 por ciento, hasta situarle por debajo de los 600 millones de euros. De hecho, algunas casas de análisis ya creen que el banco podría emprender otro proceso de limpieza y que este año incluso se quede sin lograr beneficios. "Hemos recortado las estimaciones de ganancias de 2017 en un 91 por ciento, reflejando nuestra expectativa de que sea un año de equilibrio para Popular con provisiones altas para reforzar la cobertura de los préstamos improductivos" explican desde Barclays. De este modo, en la firma británica prevén ganancias de solo 7 millones este año, si bien son mucho más optimistas que el consenso de cara a 2018, año para el que prevén que se apunte 722 millones. Mientras, en Mediobanca recortan sus previsiones de beneficio por acción para 2017 y 2018 un 40 por ciento por una caída en la cifra de negocio esperada del 8 por ciento y un aumento de las provisiones previstas de entre el 25 y el 30 por ciento. "En términos generales, vemos que la visibilidad sobre la progresión de las ganancias del banco siguen estando anormalmente bajas, con algunos de los objetivos marcados en su plan estratégico solo hace medio año parecen, de alguna forma, caducados", explican desde UBS. La espera a Saracho Y es que el retraso en el relevo de la directiva del banco -la entidad anunció que Saracho sustituiría a Ángel Ron en diciembre y el cambio no tendrá efecto hasta el 20 de febrero-, está aumentando la incertidumbre sobre el camino que seguirá el banco. "El reemplazo trae incertidumbres significativas al menos en tres niveles", señalan en Goldman, donde recuerdan que se ha especulado con cambios en la composición de la directiva, en el plan de negocio y su ejecución y sobre la posibilidad de ampliar capital o prepararse para una fusión con otras entidades. Los analistas parecen esperar un cambio estratégico -no creen que llegue a tiempo a cumplir con los plazos- y la mayoría cree que tendrá que volver al mercado a captar capital por un mínimo de 2.500 millones y un máximo de 3.000.