La cotización del petróleo continúa cediendo terreno en los mercados financieros. Ayer, el barril Brent, el que se toma como referencia en Europa, llegó a caer hasta los 58,25 dólares, su precio más bajo desde mediados de febrero y, sobre todo, 20 dólares por debajo del máximo histórico que alcanzó el pasado 7 de agosto en los 78,63 dólares. Desde entonces, la cotización del crudo ha descendido ya un 26 por ciento, tras el 6,5 por ciento que se ha dejado en las dos últimas jornadas. Esta debilidad también se reflejó en Estados Unidos. El barril West Texas Intermediate (WTI), de referencia en la primera economía mundial, marcó un mínimo diario de 58,45 dólares, que también supuso su precio más bajo en ocho meses. En su caso, desde los 78,4 dólares a los que escaló en julio, su cotización ha caído casi 20 dólares, un 25,5 por ciento. Después de que los rumores acerca de un posible recorte de la producción por parte de la OPEP provocaran que el Brent terminara la semana pasada por encima de los 62 dólares por barril, el mercado ha vuelto a dar la espalda al crudo ante la posibilidad de que Estados Unidos siga anunciando en las próximas semanas que sus reservas de petróleo y otros productos destilados están creciendo. Esta observación será examinada hoy, cuando el Departamento de Energía publique -a las cuatro y media de la tarde, hora española- los inventarios de la última semana. Pero el petróleo no fue el único en vivir una sesión a la baja. La caída del petróleo se contagió de nuevo al oro. El metal precioso descendió ayer un 3,5 por ciento, hasta los 575,6 dólares por onza, su precio más bajo en dos semanas.