Los bancos europeos, tan castigados en los últimos meses, se convirtieron en protagonistas de algunas de las últimas sesiones. El miércoles, dos de las grandes entidades alemanas como Commerzbank y Deutsche Bank, anunciaban la inviabilidad de una fusión entre ellas, al encontrarse el primero todavía inmerso en la reestructuración iniciada a finales de 2012, pese a reconocer que Alemania necesita un proceso de integración bancaria, ya que el elevado número de entidades provoca “una fuerte competencia sobre los precios”, lo que erosiona los márgenes. Esta afirmación parece extensible a otras economías europeas como la italiana.