La acción de los bancos centrales y las compras de los inversores (atraídos por las caídas en las bolsas en los últimos meses) han elevado los precios de la deuda y rebajado, por consiguiente, sus rentabilidades (funcionan a la inversa). El interés exigido ayer por el bono español a una década se desplomó, por primera vez en la historia, por debajo del 1 por ciento, hasta cerrar en el 0,99 por ciento. Se trata de siete veces menos que el que marcó en el verano de 2012, cuando la crisis periférica la disparó hasta el 7,3 por ciento. Así, tras la ininterrumpida caída en la rentabilidad del papel español en lo que va de ejercicio, los inversores que lo tuvieran en cartera en enero ya acumulan ganancias del 7 por ciento. Junto a ello, la prima de riesgo, que mide la diferencia entre la rentabilidad de la deuda española a 10 años y la de su homóloga alemana, descendió ayer hasta los 105 puntos básicos, el nivel más bajo desde diciembre del año pasado, antes de las elecciones generales del 20-D. Otras referencias Pero el español no ha sido el único: la acción coordinada de los bancos centrales ha tenido como consecuencia una avalancha de compras, también, hacia el resto de bonos. La rentabilidad de la deuda italiana a una década renovó ayer un nuevo mínimo histórico, en el 1,122 por ciento; y la del británico, en el 0,612 por ciento. Y es que el anuncio el pasado jueves por parte del Banco de Inglaterra de una batería de estímulos económicos para paliar los efectos negativos del Brexit en su economía (entre la que se encuentran compras de bonos, tanto gubernamentales como corporativos -ver información superior-) reactivó las compras de deuda de Reino Unido, pulverizando nuevos mínimos históricos. Por su parte, el interés exigido al papel portugués a 10 años cayó ayer hasta el 2,82 por ciento, marcando el nivel más bajo desde el mes de febrero. Mientras, el del francés se situó en el 0,153 por ciento, y el del alemán, en el -0,065 por ciento. Esto quiere decir que, lejos de ganar, los inversores están dispuestos a pagar por refugiarse en la renta fija alemana.