Los bancos italianos se convirtieron en protagonistas desde que conocimos la noticia de que Matteo Renzi, barajaba una ayudar al sector, cuya solvencia se pone en duda por su alta tasa de morosidad. Esto, además de reconocer la mala situación de la banca transalpina, iría contra las normas de la UE, que dispone que sean los accionistas, bonistas y grandes depositantes los que asuman el rescate de la entidad, y no el Estado y, por ende, los contribuyentes. Esto, unido al Brexit, ha provocado que las principales entidades (Unicredit, Banca Popolare, Monte dei Paschi) hayan perdido más de un 20 por ciento de su valor desde entonces.