La deuda genera ganancias del 9% en 8 días: su rendimiento cae al 2,1%, frente al 2,2% de los pagosLos expertos creen que el ‘T-Note’ acabará 2017 en el 2,13%, lo que provocaría pérdidas del 6,6%Desde que los ciudadanos de Reino Unido votaron a favor del Brexit, los inversores han huido buscando refugio en la renta fija. Esta ya ofrecía unas rentabilidades situadas cerca de mínimos históricos, pero el último empujón ha hecho que hayan roto sus niveles más bajos. Es el caso de la deuda americana a 30 años, que ha generado ganancias de más del 9 por ciento en solo ocho sesiones, y cuyo rendimiento ha llegado a caer al 2,1 por ciento. De este modo, la rentabilidad del dividendo del S&P 500 -del 2,2 por ciento- ya supera a la del bono a 30 años, una circunstancia que no se producía desde el año 2009. “No digo que sea lógico ni tampoco interesante invertir en el bono de EEUU”, explica Javier Rillo, gestor de Ibercaja Gestión, “pero hasta cierto punto la situación actual tiene sentido, con la Fed retrasando la decisión de subida de tipos reunión tras reunión”. Y es que el mercado está descontando que la próxima alza del precio del dinero todavía está muy lejos. Si hace seis meses las probabilidades de una subida de tipos en el encuentro de julio eran del 66,2 por ciento, ahora son del 4 por ciento y no se espera una hasta 2018. “El reciente aumento en la incertidumbre y el endurecimiento de las condiciones financieras han reducido la probabilidad de que la Fed suba los tipos este año”, concluyen desde Goldman Sachs. Con el mercado asumiendo un periodo de bajos tipos de interés más prolongado, el T-Note ha caído a mínimos históricos y ofrece una rentabilidad del 1,38 por ciento. Ahora es complicado saber en qué dirección se moverán los bonos, pero la ecuación rentabilidad riesgo no parece muy atractiva: si la deuda volviese en 2017 al nivel que espera el consenso de mercado -prevé que el rendimiento del bono americano cierre 2017 en el 2,1 por ciento-, las pérdidas que tendría que asumir un inversor desde los niveles actuales se elevarían hasta el 6,6 por ciento. Precisamente, en una entrevista con Bloomberg Bill Gross, el multimillonario inversor en renta fija, aseguró que “los bonos soberanos no están en mi camino”. De este modo, considera que es “demasiado arriesgado, ya que las bajas rentabilidades significan que los bonos son especialmente vulnerables, puesto que un pequeño incremento en el rendimiento puede traer una gran caída en el precio”. En cualquier caso, durante los últimos meses las previsiones de los expertos sobre dónde se situará la deuda americana a fin de año no han dejado de caer. En enero los expertos apuntaban a que cerraría este año en el 2,6 por ciento, 0,8 puntos porcentuales por encima de lo esperado hoy. “La alta incertidumbre económica y un calendario político sensible hasta principios de noviembre debería apoyar la demanda de bonos de los países core de la eurozona y americanos”, apuntan desde UniCredit. “Pensamos que la ruta para al menos los próximos seis meses son rendimientos aún más bajos”, explican, por su parte, en UBS. Así, han rebajado sus previsiones para este año del 2 por ciento al 1,35 por ciento y desde el 2,3 por ciento para 2017 al 1,5 por ciento. Una de las ventajas que ofrece la deuda del país es que, al menos, todavía ofrece algo de rendimiento. Según los cálculos de Bloomberg, más de la mitad de la deuda soberana de la eurozona está en negativo -un total de 3 billones de euros- y, además, el tamaño de la piscina de renta fija americana casi dobla al de la de la eurozona. “Estamos en una tendencia desinflacionaria secular. Se está usando la política monetaria como la herramienta para cambiarlo, pero no funciona y hay un componente de valor relativo. La deuda americana parece atractiva frente al Bund”, reflexiona Jack McIntyre, de Legg Masson.