El 16% de los activos del sector se encuentran en el Reino Unido, frente al 5% de media de la regiónUna salida de la Unión Europea implicaría un menor crecimiento económico y debilitaría la libraEn noviembre del año 2004 el Banco Santander desembarcó en Reino Unido con la incorporación de Abbey, el que era el sexto banco del país, al grupo. Cuatro años después, en medio de la crisis económica, se unieron al negocio Alliance & Leicester y Bradford & Bingley, con lo que la entidad española se convirtió en el tercer banco del país por depósitos. A partir de ese momento, Reino Unido se ha convertido en un pilar de la empresa. Sin embargo, la entidad ahora presidida por Ana Botín no ha sido la única que ha desembarcado en el país: Sabadell adquirió el pasado año TSB y BBVA desembarcó en el país con la compra de un banco digital. Ahora, con el telón de fondo del difícil entorno que viven las entidades de toda la eurozona por los bajos tipos de interés, la incertidumbre que supone la votación que tendrá lugar el 23 de junio para decidir si el Reino Unido abandona la Unión Europea se suma a las dificultades del sector en España. Según los cálculos de Wells Fargo, el 16 por ciento de los activos de la banca española se encuentra en Reino Unido, un porcentaje que incluye activos como la deuda gubernamental, de negocios y de hogares. Esta cifra dobla la del siguiente país en la lista, Irlanda -que se queda en el 8 por ciento- y triplica la media de la Unión Europea, que se queda en el 5 por ciento. Desde el banco de inversión norteamericano consideran “altamente improbable que la salida del Reino Unido provoque que todos esos activos se conviertan en dudosos, por lo que esta eventualidad no pondría en jaque a todo el sistema bancario del Viejo Continente”, si bien advierten de que “los bancos españoles pueden permitirse a duras penas más perdidas potenciales asociadas al Brexit” después del colapso de la burbuja del real estate en España y la crisis de deuda soberana entre 2011 y 2013. Según los datos del Banco de España, el 31,7 por ciento de la exposición internacional de las entidades del país es a Reino Unido, más del doble que Estados Unidos, que se sitúa en segundo lugar -ver gráfico-. Las probabilidades A algo más de un mes para que se celebre el referéndum, las encuestas muestran un empate técnico entre los partidarios de abandonar la Unión Europea y los que apuestan por quedarse en ella, si bien la clave estará en los indecisos, que suponen el 18 por ciento de los votantes. Sin embargo, las casas de apuestas, un indicador que en muchas ocasiones es más seguido por los analistas que las propias encuestas, dan menos de un 30 por ciento de probabilidades de que el país abandone la UE. Nuria Álvarez, analista de Renta 4, explica que la posible salida de la UE es “evidentemente, un riesgo”, si bien consideran que “es imposible cuantificar el efecto que tendría en las cuentas” y señala que la clave es ver “las implicaciones a nivel macroeconómico”. Menos crecimiento Aunque las expectativas de los expertos difieren sensiblemente, en general, el consenso considera que una salida de la Unión Europea supondría una ralentización en la economía y un fuerte golpe para la libra esterlina, que ya se deprecia un 6,4 por ciento en lo que va de año frente a la moneda única. Y es que para evaluar las consecuencias del Brexit no solo es necesario conocer el resultado de la votación, también se antoja clave saber cuáles serán los términos de una hipotética salida del Reino Unido de la UE. “Si bien esperamos una libra más débil en casi cualquier escenario en el que los votantes eligen abandonar la UE hay un abanico de opciones, algunas de las cuales implican una depreciación menor de la libra”, explican desde UBS. En el escenario más crudo, David Tinsley, economista del Reino Unido para el banco suizo, apunta que el crecimiento del PIB declinaría en 3 puntos porcentuales hasta 2020 y el desempleo se elevaría entre 1 y 1,5 puntos porcentuales. Además, desde la entidad helvética estiman que se podría llegar a intercambiar un euro por cada libra, lo que supondría una depreciación del 21 por ciento de la divisa británica desde los niveles actuales. Con un negocio como el bancario íntimamente ligado al crecimiento económico del país, Santander y Sabadell podrían verse en problemas. La entidad presidida por Ana Patricia Botín generó en 2015 un 27,5 por ciento de su beneficio neto en el país y la firma catalana el 11,4 por ciento de sus ganancias brutas. De este modo, no sólo se verían afectadas por una ralentización en el crecimiento de la economía del país, también estarían perjudicados a la hora de repatriar los beneficios por un tipo de cambio más desfavorable.