Abre la puerta a un alza en junio que solo un tercio del mercado descuentaEl Comité Federal de Mercados Abiertos de la Reserva Federal (FOMC) mantuvo ayer el freno y decidió dejar los tipos de interés anclados entre el 0,25 y el 0,5 por ciento. Una decisión más que digerida por el mercado, de ahí su pasiva reacción, y que como viene siendo costumbre sólo contó con el voto en contra de un halcón convencido como es Esther George, presidenta de la Fed de Kansas City. Pese a este inocente y cotidiano rasguño, el resto de los nueve funcionarios con poder de decisión en dicho Comité no mostró oposición a la hora de mantener la calma. Una precaución que, sin embargo, comienza a disiparse con respecto al mensaje lanzado los pasados 15 y 16 de marzo, puesto que en el comunicado publicado ayer al término de su reunión de dos días, el FOMC omitió la frase que anteriormente hacía referencia a los riesgos globales que amenazaban el rumbo de la economía estadounidense. “La información recibida en marzo indica que las condiciones del mercado laboral han seguido mejorando incluso aunque la actividad económica parezca ralentizarse”, rezó el documento. Una línea argumental que prepara al mercado a la hora de recibir la primera lectura sobre la expansión del PIB del primer trimestre, cuando la Fed de Atlanta proyecta que la mayor economía del mundo creció un 0,4 por ciento. Un debilitamiento anecdótico, que imita los traspiés ya sufridos en los arranques de 2014 y 2015, y que no parece suponer un quebradero de cabeza para preparar la próxima vuelta de tuerca monetaria de 25 puntos básicos. Este incremento podría ocurrir en el próximo encuentro del 14 y 15 de junio, cuando culminará no sólo con la actualización de las perspectivas económicas sino también con la comparecencia ante los medios de la propia Yellen. Dicho esto, las expectativas del mercado difieren del posible mensaje velado que lanzó ayer el FOMC. Según el indicador FedWatch de la CME, que sigue en tiempo real las expectativas del mercado sobre posibles cambios futuros en la política monetaria de EEUU, sólo el 30,9 por ciento considera que los tipos a corto plazo pasarán a moverse entre una horquilla del 0,50 por ciento y el 0,75 por ciento. El escepticismo de los operadores siguió aferrándose al hecho de que Yellen y los altos funcionarios del banco central estadounidense no incluyeron la referencia sobre “el balance de los riesgos” que sí hizo acto de presencia el pasado 16 de diciembre, cuando la Fed decidió subir los tipos de interés por primera vez desde el 29 junio de 2006. En aquel momento, el FOMC consideró que los riesgos sobre las proyecciones de la actividad económica y el mercado laboral “eran equilibrados”, algo que permitió poner fin a una era de la política monetaria ultraacomodaticia, que mantuvo desde el 16 de diciembre de 2008 los tipos de interés entre el 0 por ciento y el 0,25 por ciento y aderezó la coyuntura económica con tres rondas de compras de activos que engordaron el balance de la Fed hasta los 4,5 billones de dólares. Aún así, en el despacho de ayer, los miembros del Comité notaron que “con los ajustes graduales a su política monetaria, la actividad económica se expandirá a un ritmo moderado y los indicadores laborales continuarán fortaleciéndose”. De hecho, los funcionarios indicaron que mientras el gasto de las familias se ha moderado, los ingresos reales han crecido “a un ritmo sólido” y el sentimiento del consumidor se ha mantenido elevado. Fiel a su estilo lingüístico, el banco central estadounidense sigue monitorizando de cerca los indicadores de inflación, que se mantendrán bajos dada la caída en los precios energéticos a comienzos de año, y los acontecimientos económicos y financieros a nivel global.