La rentabilidad del bono japonés a 10 años entró en terreno negativo por primera vez en la historiaEl foco de volatilidad del mercado se ha traspasado esta semana de la desaceleración en China, los emergentes y el desplome del petróleo, hasta la banca europea y estadounidense, desatando el miedo a una nueva crisis bancaria. Así, con el miedo metido en el cuerpo, el dinero se refugió ayer en la deuda japonesa y estadounidense, y salió huyendo de toda la renta fija europea, poniendo fin, al menos por el monento, al trasvase del mercado de acciones a bonos con el que arrancó la semana. Así, el rendimiento del bono soberano japonés a 10 años entró en territorio negativo por primera vez en la historia, hasta el -0,035 por ciento, apoyado por las compras de inversores locales que huyen del tradicional carry trade. Según datos de Bloomberg, en la actualidad hay más de 7 billones de dólares de deuda pública con rendimientos que ya cotizan por debajo de cero en el mundo. Entretanto, la víspera de la intervención de la presidenta de la Reserva Federal, Yanet Yellen, ante el Congreso estadounidense, la rentabilidad del T-Note (el bono a 10 años) cayó desde el 1,74 por ciento hasta el 1,72 por ciento, por debajo incluso de lo que ofrece la deuda española al mismo vencimiento (1,75 por ciento). Algo que no ocurría desde el pasado 24 de agosto. Con todo, desde principios de año la deuda estadounidense ofrece unas ganancias del 5 por ciento. Las compras no sólo se produjeron en bonos a una década sino que se extendieron a plazos más cortos. El rendimiento del bono a 5 años descendió hasta el 1,1 por ciento, su nivel más bajo desde julio de 2013. En el lado opuesto, las incertidumbres que planean sobre Europa acentuaron ayer la aversión al riesgo. Ya sea por el resurgir de las alertas en Grecia, la incertidumbre política de España y Portugal o las dudas que planean sobre el sistema financiero italiano y alemán. Ni el papel francés ni el germano se libraron ayer de la oleada de ventas. En el caso del bono alemán a una década, la rentabilidad alcanzó el 0,23 por ciento, desde el 0,21 del que partió, una zona en la que no se situaba desde abril justo cuando Grecia rozaba el impago. El interés exigido al bono a dos años se elevó al -0,51 por ciento y la rentabilidad de su deuda a cinco años alcanzó el -0,34por ciento. En el caso de la deuda española, terminó sin cambios en el 1,75 por ciento. Por lo que el 10 años español está a las puertas de causar pérdidas, en el 0,11 por ciento. La periferia, el ‘ojo del huracán’ A la espera de que el jueves el Eurogrupo discuta el presupuesto de Portugal, la rentabilidad del papel luso a una década escaló hasta el 3,67 por ciento desde el 3,38 por ciento de la apertura, niveles no vistos desde octubre de 2014. Esta es la peor semana para los bonos lusos desde julio de 2013. Las tensiones que atraviesa el país presionaron la prima de riesgo (el diferencial entre la deuda lusa y alemana) hasta superar los 340 puntos básicos. Por su parte, su homóloga griega superó la frontera psicológica de los 1.000 puntos básicos, niveles que no rozaba desde el mes de agosto.