Mañana termina el plazo de aceptación de la oferta de la familia Ballvé y Permiramadrid. Sólo hasta mañana. Esto es lo que queda para aceptar la oferta de compra que lanzaron la familia Ballvé, accionista mayoritario de la empresa, y el fondo de inversión Permira. Ambos quieren conseguir el cien por cien de la compañía para lo que ofrecen 3,21 euros, un 49 por ciento más que los 2,15 euros que ofreció en su propuesta inicial de marzo y en línea con el cierre de ayer. Esta opa (oferta publica de adquisición) valora a Telepizza en 850 millones de euros, aunque el 20 por ciento de las acciones ya están en manos de los Ballvé.Al ser la única proposición que está en el parqué, tras la fuerte pugna que se vivió en julio con Zena e Ibersol, los expertos recomiendan acudir. Tras la oferta, el inversor se podría quedar con unas acciones poco líquidas, que podrían llegar a excluirse de bolsa. Y es que en pocos meses se podría decir adiós a un mito de la bolsa española de los finales de los noventa. La historia de Telepizza se remonta a los ochenta cuando Leopoldo Fernández Pujals, actualmente presidente de Jazztel, fundó con su hermano Eduardo, Pizza Phone, que después se transformó en Telepizza. Este cubano consiguió que esta empresa de comida rápida fuese el mayor éxito bursátil de los noventa. Sin embargo, Pujals sabía que era insostenible la velocidad de crucero que había conseguido. La empresa se puso a comprar franquicias a precios elevados por el simple hecho de que el mercado estaba dispuesto a pagar cualquier multiplicador de beneficios por sus acciones, en un proceso que la acabó fagocitando. De hecho, la actual dirección ha tenido mucho problemas: el abandono del negocio de vending; Telegrill, Teleoriental; la actividad en Reino Unido, Francia Marruecos y México; y las provisión de autocartera supusieron entre 2000 y 2003 unos extraordinarios negativos de 109 millones de euros. Sin embargo, ¿dónde está el secreto de Telepizza? en su caja, ya que la compañía podía alcanzar una tesorería de 75 millones en 2008.