Recorta la calificación de otras cuatro entidades por el cambio regulatorioLas agencias de calificación del crédito llevaban varios meses alertando de que el nuevo marco regulatorio para el rescate o la resolución de las entidades podría provocar una oleada de recortes en sus calificaciones. En febrero, S&P rebajó el rating de seis bancos y ayer fue Fitch quien actualizó las notas de los bancos españoles después de anunciar que venían cambios desde marzo de 2014. En total, redujo la calificación de cinco entidades: Bankia, Banco Popular, Liberbank, BMN y Cajamar. Este recorte de la calificación no supone un cambio en el perfil de riesgo intrínseco de las entidades, sino que, con la nueva regulación de la unión bancaria, los acreedores senior y accionistas serán los primeros que sufran las pérdidas, lo que reduce el extra de rating que aporta el apoyo de los estados. Bankia fue la más penalizada de todas ellas, ya que, pese a que es la que mejor nota tiene, su recorte supone perder el grado de inversión y caer al bono basura. Fitch bajó su rating de BBB-, hasta BB+. De este modo, Bankia pasa a ser un bono basura para las tres grandes agencias de calificación: Moody's, Standard & Poor's, y ahora, Fitch. La esperanza de Bankia para volver a ser grado de inversión pasa por que la agencia de calificación suba su rating intrínseco gracias a la mejoría de sus beneficios, la reducción de sus costes de financiación y el impulso de la recuperación económica de España. La agencia puso el rating de Bankia en perspectiva positiva, por lo que podría dar alguna sorpresa favorable en los próximos meses. También puso al Banco Popular con perspectiva positiva, aunque en su caso, el deterioro del rating fue de dos escalones, desde BB+ (a un peldaño del grado de inversión), hasta BB-. En el caso de BMN y Liberbank, recortó su calificación desde BB+ hasta BB, con perspectiva estable, y en el caso de Cajamar pasó de BB hasta BB-, también con perspectiva estable.