La alemana se desplomó hasta mínimos de más de tres años tras rebajar la previsión de beneficiosPese a la mala noticia, la mayoría de analistas ve barato el sector de las telecomunicacionesmadrid. ¿Qué propició las caídas de ayer en Europa? ¿Fue el nuevo intento de atentados en Londres o el profit warning -revisión a la baja de las previsiones de beneficio- de Deutsche Telekom? Si se hace caso a las pantallas de datos financieros, no hay dudas: Deutsche Telekom fue el culpable. Lo que unió a los parqués europeos fue la caída de las operadoras de telecomunicaciones, que fueron responsables de casi un tercio de los puntos que perdieron los índices. Una de las afectadas fue Telefónica. Y eso que los títulos de la compañía española fueron de los que mejor capearon el temporal. Cedió sólo un 1,7 por ciento, su mayor caída en un mes, pero una nadería si se compara con el 3,86 por ciento que se dejó Vodafone, la mayor compañía de telecomunicaciones del mundo por beneficios o la del 2,78 por ciento de Telecom Italia. "Monstruoso"Y sobre todo, con el 7,5 por ciento que perdió el gran protagonista del día, Deutsche Telekom, que vivió su peor comportamiento en una sesión desde antes de la Guerra de Irak. Un descenso "monstruoso", como calificó ayer la rebaja en la previsión de resultados Simon Weeden, analista del banco de inversión Goldman Sachs. ¿Era para tanto? Eso parece, porque la decepción a las previsiones del mercado fue gigantesca. Además de ganar menos de lo esperado en el segundo trimestre, en el que el beneficio neto cayó un 14 por ciento, hasta 1.010 millones de euros, la segunda telefonía europea por capitalización, redujo a fondo sus previsiones para el conjunto de este año y el que viene, debido al daño que le está produciendo la intensa competencia en su mercado local (ha perdido medio millón de líneas en el segundo trimestre del año).En concreto, para 2006 espera ahora un beneficio bruto de explotación (el resultado sin contar depreciaciones, amortizaciones, intereses e impuestos) entre 19.200 y 19.700 millones de euros, cuando la media de los expertos barajaba 20.373 millones de euros, según el consenso de analistas recogido por JCF. En cuanto a las ventas, Deutsche Telekom ha rebajado su previsión para este año hasta situarla entre 61.500 y 62.100 millones, cuando el mercado esperaba 61.800 millones de euros.De tal dimensión es el desajuste, que la compañía espera ahora ganar en 2007 la cantidad que tenía prevista para 2006 y va a tener que hacer auténticos esfuerzos para igualar el dividendo de 0,72 euros por acción que pagó el año pasado.Con estas cifras, Deutsche Telekom rompió el corazón incluso a sus analistas más fieles. Por ejemplo, Ahorro Corporación, cuyo analista Juan Carlos Acitores es uno de los mayores defensores de la acción, rebajó ayer el precio objetivo de la operadora de telecomunicaciones desde 19,5 hasta 15 euros por título, aunque insiste en su consejo de comprar.Otros analistas no han sido tan piadosos. Sobre todo, los alemanes. La firma WestLB le recortó ayer el consejo hasta mantener, mientras que Landesbank Rheinland Pflaz se lo bajó hasta "peor que el mercado". El equipo de Goldman Sachs, capitaneado por el citado Weeden, aunque mantiene de momento su recomendación de "cautela", espera "debilidad en la acción próximamente, a pesar del reciente comportamiento por debajo del sector", señala.Estas rebajas provocarán que se reduzca el elevado potencial alcista del 21,8 por ciento que Deutsche Telekom tenía -según el consenso recogido por JCF- hasta antes de conocerse la revisión a la baja de sus previsiones.Sector atractivo pero sin chispaLo cierto es que los descensos de ayer hacen todavía más atractivo el sector de las telecomunicaciones, en el que doce compañías de entre las 18 de mayor capitalización tienen un recorrido más alto que el triple de la inflación esperada en España (3 por ciento).Además, sus elevadas rentabilidades por dividendo -de entre el 4 y el 6 por ciento en las principales operadoras europeas- ofrecen un colchón ante mayores caídas, aunque no garantizan nada (como lo demuestra el desplome de Deutsche Telekom, que paga un 7 por ciento). Sin embargo, el sector no está de moda y no termina de arrancar.