La disminución de la demanda y la pérdida de atractivo para los especuladores ha llevado al metal a los precios más bajos en casi una década, a pesar de los datos mejores de lo esperado de China, el mayor consumidor de metales del mundo. Aunque la fuerza de la demanda de cobre no es tan sorprendente como los niveles de 2009-2010, los analistas suponían que los problemas de producción en las fundiciones y cuellos de botella en los almacenes ayudarían al metal a mantener su valor en el mercado.