La constructora sigue siendo la firma del sector con más compromisos financierosmadrid. Después de que el intento de salida a bolsa de Itínere se quedase en agua de borrajas, a Sacyr Vallehermoso sigue ahogándole algo: su elevada deuda. El destino del viaje hacia el parqué estaba claro, pero la constructora y su filial partían de terreno embarrado, de un mercado donde la llave maestra para cualquier movimiento, la liquidez, continúa siendo la principal carencia. Era arriesgado meter un pie en la piscina de la bolsa sin que nadie hubiese medido con exactitud su temperatura, ya que iba a ser la primera colocación de 2008. Pero muerto el perro hay, si cabe, más rabia. Porque Sacyr, a pesar de la tregua que ha conseguido en guerras pasadas que suponían echar más leña a su deuda, continúa siendo la contructora más apalancada del mundo. De hecho, su ratio deuda/ebitda (que mide el nivel de compromisos financieros de una compañía) se sitúa en las 15,6 veces. Muy elevado, teniendo en cuenta que el de Ferrovial, que se coloca en segundo lugar, se encuentra en las 9,26 veces -ver gráfico-. Después del respiro que supuso para Sacyr que la justicia francesa le diese la razón en el caso Eiffage y no le obligase a lanzar una opa por el cien por cien de la constructora gala, se despejó la incertidumbre de que, para hacer frente a tal adquisición, tuviese que vender su participación en Repsol. Sin embargo, la compañía que preside Luis del Rivero terminó deshaciéndose del 33,32 por ciento de Eiffage, aunque eso sí, a un precio nada atractivo. De hecho, los 1.920 millones de euros que se embolsó con la venta, sirvieron para borrar el crédito de 1.713 millones que aún tenía pendiente por la adquisición de la gala, y tan sólo 207 millones irían destinados a reducir su deuda que, los bancos de inversión cifran en casi 20.000 millones de euros. Así, Sacyr no tuvo que vender su 20 por ciento del capital del Repsol, pero la petrolera fue también, desde finales de enero, su particular pesadilla. Al menos hasta hace poco, cuando la constructora consiguió desabrocharse un poco más el cinturón de compromisos financieros que le oprimían, al levantar la hipoteca sobre el 21,2 por ciento de su filial, Testa. Una garantía que había puesto sobre la mesa, como complemento al préstamo que adquirió para comprar su parte en la petrolera. Los títulos de Sacyr cedieron un 1,06 por ciento en el parqué, aunque la noticia de Itínere se conoció al cierre del mercado. La constructora, que cerró 2007 con un valor bursátil superior a 3.000 millones ha perdido desde entonces más de 360 millones en el parqué.