El mercado de divisas lleva medio año expidiendo billetes de ida y vuelta. Así, es posible que haya monedas que se disparen una semana y que, acto seguido, vuelvan sobre sus propios pasos en la siguiente. Esta realidad es la que se está produciendo, principalmente, en la relación entre el dólar y el euro. Las dos últimas semanas son un claro ejemplo de esta tendencia. Entre el 14 y el 17 de marzo, la divisa estadounidense bajó un 2,2 por ciento frente a la europea, hasta los 1,219 dólares por euro. Un espejismo. Llegó el lunes y, con él, el cambio de sentimiento en el mercado. Como consecuencia, el dólar ha subido un 1,5 por ciento, hasta los 1,201 dólares. ¡Y más que hubiera ganado si los flojos datos de vivienda de EEUU no se hubieran cruzado ayer en su camino!Con los tipos en menteLa recuperación de la divisa norteamericana tuvo un catalizador evidente: Ben Bernanke se encargó de recordar que el proceso de subidas de los tipos de interés sigue abierto en Estados Unidos. En un discurso pronunciado en Nueva York, el presidente de la Reserva Federal (Fed) no fue explícito sobre el futuro de los intereses, pero sí se mostró confiado en la buena marcha de la primera economía mundial, lo que equivale a decir que los tipos aún tienen margen para aumentar. Si el mercado ya daba por hecho que la Fed elevará el precio del dinero del 4,5 al 4,75 por ciento en la reunión que celebra los días 27 y 28 de marzo, ahora está casi convencido de que los incrementará de nuevo, hasta el 5 por ciento, en la cita del 10 de mayo. ¿Conclusión? Como unos tipos de interés más altos favorecen al dólar, y éste ha sido el tema que ha primado durante esta semana, la divisa estadounidense ha vuelto a cobrar impulso con fuerza. Este vaivén resulta habitual en los seis últimos meses. Desde septiembre, el euro se mueve -con excepciones muy contadas- entre los 1,18 y los 1,22 dólares. Y todo, por los bancos centrales: cuando es la voz del Banco Central Europeo la que más se escucha, el euro se aprecia; y cuando es la de la Fed, el dólar resucita. Este proceso tiene visos de mantenerse hasta que la Reserva Federal emita una señal clara de que el ciclo de subidas llega a su fin en Estados Unidos. En ese momento, la historia podría cambiar..., y entonces el dólar sí tendrá motivos para caer con más fuerza.