Ayer fue el día de la inflación. Si por la mañana se confirmó que en España los precios repuntaron un 4,1 por ciento entre noviembre de 2006 y el mismo periodo de este año, por la tarde le tocó el turno a Estados Unidos. Y las noticias no fueron menos tranquilizadoras. En los doce últimos meses, la inflación norteamericana ha repuntado hasta el 4,3 por ciento, su ritmo más elevado desde junio de 2006. Este dato, combinado con el fuerte incremento que protagonizaron también en noviembre los precios de la producción y las ventas al por menor -dos estadísticas conocidas el jueves-, ha acentuado las dudas en torno al margen con el que cuenta la Reserva Federal (Fed) para reducir los tipos de interés en la primera economía mundial. De hecho, el mercado de futuros concedía ayer un 22 por ciento de posibilidades a que el banco central norteamericano mantenga el precio del dinero en el 4,25 por ciento en la reunión de finales de enero de 2008, cuando en la víspera no otorgaba ni una opción a esa medida. Esta variación repercutió de forma directa en la marcha del dólar, cuya debilidad se había acelerado en los cuatro últimos meses precisamente por el convencimiento de que los tipos iban a bajar con fuerza en EEUU. Y ayer, cuando esos pronósticos fueron puestos en entredicho tras conocerse los datos de inflación, la divisa norteamericana rebotó con fuerza. Se apreció un 1,5 por ciento frente al euro, su mayor subida diaria desde junio de 2004, y alcanzó los 1,441 dólares, su cambio más alto en mes y medio. También se revalorizó más de un 1 por ciento frente a divisas como el yen japonés, el franco suizo o la libra esterlina.