El banco central de EEUU recortó los tipos un cuarto de punto, hasta el 4,25%madrid. El día era plomizo y oscuro, similar al cariz que está tomando la economía de Estados Unidos. Pero la Reserva Federal (Fed), lejos de amilanarse por ese sombrío ambiente, quiso iluminarlo. Intentó dar brillo a la jornada, y por extensión trató de darlo al amenazado crecimiento norteamericano, con una nueva rebaja de los tipos de interés. Se trató del tercer recorte consecutivo, la mayor secuencia bajista desde la vivida tras los atentados del 11-S. Sin embargo, no fue suficiente para satisfacer el apetito de Wall Street, cuyas fauces anhelaban un descenso de medio punto. Pero no, no fue así. Como en la cita de octubre, la Fed acordó esta vez una reducción de un cuarto de punto, que situó el precio oficial del dinero en EEUU en el 4,25 por ciento, el nivel más bajo desde enero de 2006. Por tanto, descartó el recorte soñado por los inversores. La reunión de ayer también compartió otro elemento con la que tuvo lugar en octubre: no hubo unanimidad. Eso sí, la nota discordante no procedió del presidente de la Fed de Kansas, Thomas Hoenig, que entonces se opuso al descenso, sino del dirigente de la delegación de la Fed en Boston, Eric Rosengren, que recomendó un recorte de medio punto. Para arrojar más luz al lúgubre entorno actual, la Fed remató la faena al rebajar los tipos de descuento, que son los que cobra a las entidades financieras por el dinero que les presta. Los bajó un cuarto de punto, hasta el 4,75 por ciento. Habrá más Sin embargo, el banco central norteamericano dejó entrever ayer que aún no es suficiente. Si la economía necesita más luz, la dará, ya que la entidad no ocultó su preocupación en el comunicado oficial en el que difundió la medida. "La información que se está conociendo sugiere que el crecimiento económico se está frenando, reflejando la intensificación de la corrección inmobiliaria y algún debilitamiento en la inversión empresarial y el consumo privado", expuso la Fed. De este modo, se atuvo a las coordenadas que ya presentó el 20 de noviembre, cuando anunció sus nuevas previsiones económicas. Ese día, recortó sus expectativas de crecimiento para 2008, para situarlas entre el 1,8 y el 2,5 por ciento, muy por debajo de sus estimaciones de junio, que oscilaban entre el 2,5 y el 2,75 por ciento. Pero la amenaza de un menor crecimiento no es la única. También hay que dar cabida en el escenario a las turbulencias financieras. Y la Fed lo sabe, ya que reconoció que "las restricciones en los mercados financieros han crecido en las últimas semanas". En conjunto, por tanto, un panorama que invita a pensar en un nuevo recorte de los tipos en enero, también de un cuarto de punto, por mucho que la institución monetaria también advirtiera de los riesgos inflacionistas existentes. "Los elevados precios energéticos y de las materias primas, entre otros factores, pueden añadir presiones alcistas sobre la inflación", aseguró. Gélida respuesta Pero Wall Street no se contentó con la luz que le proporcionó la Fed ni con la posibilidad de que haya más descensos en el futuro. Quería más, y lo quería ayer, en forma de una rebaja de medio punto, de ahí la gélida respuesta que propinó a la medida acordada por la Reserva Federal. En los minutos posteriores a la decisión -se conoció a las ocho y cuarto de la tarde, hora española-, el índice Dow Jones perdió casi de golpe 250 puntos. Así, de registrar una subida del 0,15 por ciento pasó a bajar un 2,14 por ciento, una caída que le llevó a despedir la sesión en los 13.432 puntos. El S&P 500, el indicador de referencia de los parqués estadounidenses, corrió igual suerte. Al final del día se dejó un 2,53 por ciento, para finalizar en los 1477 puntos. Igualmente pronunciada fue la reacción en el mercado de deuda pública. Los inversores se lanzaron a comprar bonos tras saber que la Reserva Federal se había inclinado por un recorte de un cuarto de punto. Como consecuencia, esas compras hundieron los rendimientos, que bajan cuando el precio sube. En el caso de los bonos a dos años, la rentabilidad pasó del 3,17 al 2,96 por ciento. En los bonos a diez años, el rendimiento descendió del 4,16 al 4 por ciento. En cambio, al dólar le vino bien que el banco central no fuera más atrevido. Se apreció hasta los 1,466 dólares por euro, cuando al filo de las ocho de la tarde se cambiaba a 1,4725 dólares.