La progresión de Inmobiliaria Colonial durante el último año no ha sido lo que podríamos denominar precisamente ascendente. Dejando figuras literarias aparte, si observamos que el valor marcó su máximo histórico en diciembre de 2006, a un precio de 5,85 euros, nos encontramos ante un recorte de sus títulos del 41,72 por ciento. Pero en lo que llevamos de año, Colonial ha perdido en bolsa un 36,47 por ciento, contando con el nuevo descenso del 1,55 por ciento que sufrió en la jornada de ayer. Desde que Luis Portillo adquiriera Inmocaral en agosto de 2005, el proyecto del gestor sevillano puede calificarse de ambicioso, ya que provocó que el pez pequeño se comiera al grande: Inmobiliaria Colonial, que además dio nombre a la empresa resultante de la fusión. Meses más tarde, y ya jugando con el dorsal de Inmobiliaria Colonial, Portillo se hizo con el 15 por ciento del capital de FCC a 78 euros por título. Y diez días más tarde, las acciones de Colonial coronaban su máximo histórico. En enero de 2007, compró también Riofisa a 44,31 euros. Pero, si Luis Portillo y sus socios pretendían construir un gigante, éste les había salido con los pies de barro y estos son regados por las crisis crediticias. Los gastos financieros que aquejan a Colonial y que se originan en estas compras son la mitad de los ingresos totales. Lo peor de todo es que los préstamos que se usaron para las operaciones de Riofisa y FCC tienen como garantía a las acciones, pero las condiciones de estos créditos empeoran si el precio del título baja. Además, pagar los créditos es más caro desde la subida de los tipos de interés en junio por parte del BCE hasta el 4 por ciento.