Los fondos, arrastrados por la corriente negativa del país, pierden más que el Dow Jones desde juliomadrid. Cada vez más economistas están rindiéndose ante el claro mensaje que están lanzado los mercados de renta fija y variable: Estados Unidos entrará en recesión en 2008. El primero fue -al césar lo que es del césar- el señor Alan Greenspan. Y ahora se suma otro peso pesado de la política norteamericana: el ex secretario del Tesoro, Lawrence Summers. Su receta es más bajadas de tipos, estímulos fiscales y mantener el crédito hipotecario. En un artículo muy políticamente incorrecto publicado ayer en el Financial Times, Summers asegura que ha dejado de ser central el escenario de que la crisis subprime no va a tener un impacto importante en la economía. Ahora, las probabilidades favorecen claramente una recesión en EEUU que ralentizará significativamente el crecimiento global. Y si no se toman medidas más contundentes que las adoptadas hasta ahora, Summers vaticina que el impacto de la crisis durará hasta el final de la década y más allá. A su juicio, hay tres pilares de la crisis que han empeorado en los últimos meses. Primero, el mercado inmobiliario, que se encuentra en caída libre desde unos niveles que parecían de suelo hace unos meses. La construcción de viviendas puede caer a la mitad el próximo año y hay futuros que predicen una caída de los precios de hasta el 25 por ciento desde máximos. En segundo lugar, Summers se refiere a la crisis financiera, de la que sólo hemos visto una pequeña parte, en su opinión. El ratio de embargos se duplicará el próximo año según las estimaciones más conservadoras por la caída de los precios de la vivienda y la incapacidad de muchas familias para pagar la hipoteca. Asimismo, si todos los activos se valoran a precios de mercado (mark to market), hay unanimidad en estimar que las pérdidas del sector financiero serán varias veces superiores a los famosos 50.000 millones de dólares estimados por el Gobierno de EEUU. Eso, sin contar las pérdidas en tarjetas de crédito, créditos para comprar coches o el papel comercial. Y en tercer lugar, duda de la capacidad del sistema financiero para proporcionar en este entorno el crédito necesario para que se mantenga la inversión, lo único que puede mantener el crecimiento económico. A todo esto hay que sumar la caída del dólar, la subida de la energía, las incertidumbres geopolíticas y el menor crecimiento global al quedarse sin el gran importador internacional, EEUU. Una vez conocido el problema, Summers pasa a las soluciones. Afirma que la prioridad debe ser restaurar el funcionamiento normal del sistema financiero y minimizar los daños a la economía real. Para ello, propone tres pasos concretos. Primero, que la Fed reconozca que los niveles de tipos que eran neutrales cuando el sistema financiero funcionaba ahora son contractivos (es decir, que baje los tipos). Con el fin también de mantener viva la demanda, propone una política fiscal expansiva mediante el gasto público o los beneficios fiscales a las rentas medias y bajas. Segundo, adoptar una estrategia para solucionar la contracción del crédito. Pide soluciones imaginativas, pero no le gusta nada la idea del superfondo para rescatar los activos hundidos, al que acusa de falta de transparencia y de respeto por el mercado, y al que compara con las prácticas bancarias de Japón a principios de los 90. Tercero, mantener la demanda en el mercado inmobiliario, para lo cual pide que el Gobierno, a través de Freddie Mac y Fannie Mae o directamente, mantenga el flujo de crédito hipotecario para los compradores solventes. Y también pide un sistema estándar para reestructurar las hipotecas a las que los ciudadanos no pueden hacer frente. Los fondos, ¿una solución? En principio, los fondos que se vuelcan en la renta variable de EEUU se han dejado llevar por la mala suerte, con una pérdida media del 9,74 por ciento desde mediados de julio, momento en el que se hizo patente la crisis subprime. Un descenso que supera el descenso del 4,8 por ciento del Dow Jones en el mismo periodo. Además, de los 398 fondos de este tipo que se comercializan en España, sólo 14 logran ganancias, con un techo del 6,72 por ciento logrado por Pictet F (LUX) US Equity. Mientras, las caídas alcanzan el 21,18 por ciento de Parvest US Value en estos cuatro últimos meses. Eso sí, en tres años estos productos acumulan una ganancia media del 14,7 por ciento. Y como colofón, una frase de Lawrence Summers para la posteridad: "La confianza en Estados Unidos volverá el primer día en que un informe oficial sobre la economía resulte ser demasiado pesimista".