En México ya aportan gran parte de los ingresos, y Brasil ha visto su 'filón'madrid. Las economías latinoamericanas viven un momento de gran crecimiento, que además en muchos países viene acompañado de mayor estabilidad en la inflación y aumento de los salarios y, por ende, del poder adquisitivo de la población. Pese a todo, las rentas bajas siguen representando gran parte de la demanda de vivienda en los países de la zona. De hecho, en México "sólo 100.000 créditos hipotecarios de los casi 800.000 que se entregarán en el conjunto de este año los concede la banca comercial sin la participación de los organismos de vivienda protegida", comenta Dionisio Sánchez, presidente ejecutivo de Sare -una de las cinco empresas públicas de vivienda-. Brasil, que hasta el momento había destacado sobre todo en los inmuebles comerciales y en las viviendas pensadas para rentas medias y altas, se ha dado cuenta de este filón, tal como apunta Marcos Levy, consejero ejecutivo de Brascan, una de las principales compañías del sector: "las rentas bajas tienen acceso a la financiación. Y además hay un gran volumen, hay mucha demanda". A pesar de la buena evolución del ladrillo, la construcción, sea de locales comerciales o viviendas, esconde una serie de carencias que es necesario solventar para asegurar su buena marcha en el futuro. "Se está construyendo a tal ritmo que empieza a escasear la mano de obra, no sólo en la construcción en sí, sino sobre todo en ventas y publicidad. Necesitamos inversiones para poder vender el producto", reclama Levy.