madrid. La semana pasada Jean Claude Trichet, presidente del BCE, dejó entrever que por San Fermín llegará una nueva subida de tipos de interés. Lo hizo con las cada vez menos sutiles palabras de "fuerte vigilancia", que siempre usa para definir cómo ve la inflación y que augura una subida del precio del dinero en su próxima reunión. Pues bien, esta semana se sabrá por qué Trichet considera que tiene que vigilar la inflación, ya que se conocerán los datos de IPC no sólo de España sino también de la eurozona, donde se espera que ésta haya repuntado hasta el 2,7 por ciento (el mandato del BCE es controlar que no suba por encima del 2 por ciento). Los mercados, sin embargo, seguirán fijándose en la evolución de la crisis de la deuda periférica para decantarse por las alzas o, como sucedió el viernes, por las caídas. En todo caso, éstos tienen ante si una gran presión ya que hay que recordar que muchos índices perdieron soportes clave por lo que se dirigen a mínimos anuales.