Cuando uno hace una gran compra, el primer paso es desembalarla y deshacerse de todos los elementos accesorios a los que no sacará partido. Santander compró -junto con RBS y Fortis- la entidad holandesa ABN Amro y tras quitarle el envoltorio, ha decidido deshacerse de parte del pack, en concreto de Banca Antonveneta, aunque sí se quedará por ahora con su división de banca corporativa, Interbanca.El comprador será el italiano Monte dei Paschi di Siena, y la venta supondrá un desembolso de 9.000 millones de euros, es decir, unas plusvalías para la entidad que preside Emilio Botín que rondarían los 2.400 millones de euros. Tras esta venta la financiación de la operación de compra de ABN se despejó un poco más, y por tanto, Santander anunció que no efectuará la ampliación de capital por valor de 4.000 millones de euros que tenía previsto realizar antes de finalizar el año. Y es que a la liquidez que le reportará a Santander esta venta, hay que sumar la procedente de la emisión de bonos convertibles de la entidad por valor de 7.000 millones de euros. En cuanto se conoció la noticia, la cotización de la entidad se agitó, en una sesión que el valor comenzó con un fuerte recorte -llegó a caer un 2,08 por ciento- y en la que finalmente terminó con una subida del 3,88 por ciento. Este alza llevó al Ibex a batir un nuevo récord, y engordó el balance anual bursátil de los títulos de Santander, que se salvan de los números rojos, anotándose un 6,08 por ciento. De hecho, el volumen de títulos negociados, 172 millones, duplicó la media diaria anual.Así, tras acechar el máximo histórico que consiguió marcar el 31 de octubre en los 15 euros durante parte de la jornada, finalmente el banco cántabro se conformó con terminar en esa misma marca.