Hasta septiembre, la emisión de títulos ha caído un 15,7% con respecto al mismo periodo de 2006Fuentes del sector afirman que las entidades financieras "no han sabido defender el producto"madrid. En su día, el periodista y escritor Mariano José de Larra concluyó, no sin ironía, que en España no se lee porque no se escribe, y no se escribe porque no se lee. Salvando las distancias, un escenario similar está envolviendo en estos momentos en las emisiones de cédulas hipotecarias en nuestro país. No se lanzan porque no se compran, y no se compran porque no se lanzan. Estos instrumentos se han ganado un sitio de privilegio en los mercados españoles en los últimos años. En concreto, son los títulos que las propias entidades financieras emiten con el respaldo de su cartera hipotecaria. Es decir, se insertan dentro del amplio mundo de la titulización de activos, basado en utilizar cualquier fuente de ingresos futuros -en este caso las hipotecas- como punto de apoyo mediante el que lanzar títulos en el presente con el objeto de conseguir financiación a corto plazo. En el último quinquenio, el segmento de las cédulas ha crecido exponencialmente en España. Así, de los 11.620 millones de euros emitidos en 2002 se pasó a 69.765 millones de euros el pasado año. Este aumento ha sido coetáneo de la también espectacular evolución del negocio hipotecario, ya que en el mismo periodo la cartera hipotecaria se disparó de 354.300 a 884.000 millones de euros, según datos de la Asociación Hipotecaria Española (AHE). De hecho, y como sostienen en AIAF, las siglas del mercado español donde se negocian las cédulas, ambos procesos se han retroalimentado mutuamente. "Es cierto que el segmento de las cédulas ha crecido por la mayor concesión de hipotecas, pero también que la emisión de esos títulos ha permitido a las entidades seguir atendiendo la fuerte demanda de préstamos hipotecarios, porque les han aportado liquidez", apuntan. Llegan los problemasDurante la primera mitad de 2007, el panorama seguía siendo propicio para el sector. Las operaciones llegaban al mercado asiduamente y se colocaban con facilidad entre los inversores institucionales, sobre todo internacionales. Pero la situación dio un giro inesperado en julio. El estallido de la crisis hipotecaria en Estados Unidos metió en problemas a los inversores que tenían en sus carteras activos respaldados por esas hipotecas, conocidas como subprime o basura por su alto riesgo. Y el miedo se propagó a Europa. "Las cédulas españolas no tienen nada que ver con los títulos lanzados a partir de las subprime, pero la desconfianza ha afectado a todo el mercado y se está dejando notar. Se ha producido un efecto similar al de una bola de nieve, que crece conforme rueda. Aquí ha sido la confianza la que ha rodado, y esto ha sobredimensionado la reacción", admiten en AIAF. Los datos así lo reflejan. En los nueve primeros meses de 2007, se han emitido cédulas por valor de 47.475,5 millones de euros, un 15,7 por ciento menos que en el mismo periodo del año pasado. Teniendo en cuenta que la desconfianza continúa instalada en los mercados de crédito y que el último trimestre del año suele ser el más activo en cuanto a emisiones, todo apunta a que la ascendente evolución de las cédulas en los últimos años va a verse cortada este ejercicio. "No es que no haya operaciones. Es que las entidades las están retrasando ante el ambiente que detectan. Los inversores internacionales han rebajado su demanda a la espera de acontecimientos, y además exigen unos rendimientos más altos que hacen que esta alternativa de financiación ya no sea tan interesante para los emisores", reconocen igualmente desde AIAF. Eso sí, desde el mercado español aseguran que la situación actual puede reportar una consecuencia positiva para el conjunto del negocio de titulizaciones. "Es posible que las entidades se decidan a utilizar otros activos distintos a las hipotecas", señalan. ¿Soberbia? Aunque están siendo las difíciles circunstancias actuales las que están condicionando la situación, fuentes próximas al sector tampoco ocultan que las entidades españolas y los órganos públicos podrían haber hecho mucho mejor las cosas. "Ni las entidades ni los responsables económicos han sabido defender la buena salud del sistema financiero español", señala una persona cercana a este mercado. Y añade: "En los últimos años, las únicas entidades que emitían cédulas en euros eran las españolas. Esto les ha llevado a actuar incluso con cierta soberbia, a no cuidar a los inversores y a la banca de inversión, y ahora deben hacerlo obligados por la situación".