Los parqués no se arrugaron pese a las crecientes dudas que genera EEUUmadrid. Si le gustan las paradojas no se aleje demasiado de las bolsas. Todo es posible en los parqués en medio de la inestabilidad actual. Hasta puede que se celebren... ¡los malos datos económicos! El último ejemplo de esta curiosa relación se vivió en la jornada de ayer. Los mercados europeos amanecieron animados. Los avances marcaron la pauta durante toda la mañana, por lo que sólo faltaba el visto bueno por parte de Wall Street, en forma de una apertura alcista, para rematar la faena. Y así fue. Eso sí, de manera sorprendente, ya que a las dos y media de la tarde -hora española- se conoció una referencia más que preocupante. En agosto, los pedidos de bienes duraderos cayeron un 4,9 por ciento en Estados Unidos, el mayor retroceso desde enero y por encima del descenso del 4 por ciento previsto. ¿Qué significa eso? Sencillamente, que las compañías están comprando menos máquinas o equipos para su negocio. O lo que es lo mismo, que la inversión empresarial está cayendo. Y si se tiene en cuenta que la inversión es uno de los cuatro pilares en torno a los que gira una economía -los otros tres son el gasto público, el consumo privado y la balanza comercial-, la cifra anunciada ayer no invitaba precisamente al optimismo. Poderoso aliadoLos inversores, sin embargo, apenas se inquietaron. Desde la semana pasada, las bolsas saben que cuantan con un aliado de lujo. Se trata, nada más y nada menos, que de la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense. El fuerte recorte de los tipos de interés que llevó a cabo el 18 de septiembre, cuando los rebajó del 5,25 al 4,75 por ciento, ha alimentado en los parqués la expectativa de que la Fed acudirá al rescate si es necesario. "En definitiva, unos datos económicos débiles llevarán a la Fed a recortar los tipos oficiales. Incluso tan pronto como en la próxima reunión de octubre", argumenta José Luis Martínez, estratega en España de Citi. Aunque ese juego resulta peligroso para el banco central estadounidense, que se expone al riesgo de no colmar las esperanzas que el mercado ha depositado en él, esa actitud está sirviendo para salvar los muebles en las bolsas. Sin ir más lejos, las ganancias rondaron ayer el 1 por ciento en Europa, mientras que en la Bolsa de Nueva York los ascensos superaron el medio punto porcentual. De esta forma, el Dow Jones repuntó un 0,72 por ciento, hasta los 13.878,15 puntos, y se situaba a menos de un punto porcentual de superar su récord. Casi nada. Rumores corporativosDentro de este tono alcista, el Ibex 35 fue el que mostró un mayor atrevimiento. El índice de referencia de las bolsas españolas se disparó un 1,41 por ciento, hasta los 14.513,7 puntos. En su caso no sólo resultó favorecido por el buen ambiente reinante, sino también por un ingrediente que en los últimos tiempos se había evaporado: los rumores corporativos. Las especulaciones envolvieron ayer a compañías como la siderúrgica Acerinox -ver pág. 27- y la aerolínea Iberia - ver pág. 17-, y ambos valores fueron los más destacados del Ibex. Los títulos de la primera se dispararon un 7,08 por ciento, hasta los 21,32 euros, mientras que los de la segunda sumaron un 4,92 por ciento, hasta los 3,41 euros. Junto a ambas compañías, Telefónica fue una vez más un escudero fiel para el Ibex. Sumó un 1,97 por ciento, hasta los 19,63 euros -ver página 23-. Esta actividad ayudó, al mismo tiempo, a incrementar la negociación bursátil. Aunque la contratación fue inferior a la media que se viene registrando durante el año, que ronda los 6.500 millones de euros, los 5.245,5 millones que se contrataron ayer superaron en 700 millones la cifra registrada en la víspera, en la que el Ibex había perdido un 1,26 por ciento. Por tanto, tras la de arena vino la de cal. Para saber qué tocará hoy habrá que estar muy pendientes de nuevo de EEUU, donde se conocerán datos como la cifra definitiva de crecimiento del segundo trimestre y las ventas de viviendas nuevas de agosto. Las previsiones no son optimistas... ¿un buen síntoma para la bolsa?