Son varios los frentes que tiene abiertos la constructora que preside Luis del Rivero, y todos ellos los observa agachada bajo la trinchera, ya que durante la semana ha sido uno de los valores que han liderado las caídas en el principal índice español, retrocediendo en las cinco últimas sesiones un 10,62 por ciento.El primero de ellos es el contencioso que dirimirá el Tribunal de Apelaciones de Francia, al que acudió Sacyr para recurrir la decisión del supervisor del mercado galo. ¿Por qué? La constructora posee el 33,2 por ciento del capital de Eiffage, y lanzó una oferta pública de adquisición (opa) sobre el resto de capital que aún no controlaba, pero se encontró de bruces con que este Tribunal no la autorizó. Mientras este caso no se resuelve, a la compañía le espera otra decisión judicial referente también a la empresa gala, por haber privado ésta los derechos de voto de un grupo de accionistas. La polémica se desató porque esta decisión impidió a la española entrar en el Consejo de Administración de Eiffage. Pero por el momento a este caso también le espera un respiro, ya que ayer se anunció que se aplazará hasta el 8 de noviembre la fijación del calendario de fechas del litigio.Ni siquiera este paréntesis ha conseguido calmar la fiebre de los títulos de la constructora, que continúan marcando altas temperaturas, síntomas bajistas y un diagnóstico más que preocupante en el año, ya que suman un retroceso del 42 por ciento. Aunque cuenta con un gran potencial alcista, no hay que perder de vista el escepticismo de los inversores con respecto a los títulos de las compañías relacionadas con la construcción, que son las más castigadas en estos momentos de incertidumbre. Además, valores volátiles como éste no son el mejor refugio ante la crisis que está salpicando los mercados.