Pese al repunte de ayer, la mayoría de mercados cerró con pérdidas desde el lunesmadrid. No hay mal que cien años dure, ni parqué que lo resista. Por ello, los números rojos dieron una tregua a las bolsas mundiales ayer, aunque dejaron un sabor agridulce en la boca de los inversores. Y es que tras tanto sufrimiento en forma de pronunciados descensos, una sesión alcista no basta para cerrar las heridas.El Ibex se dejó un 1,5 por ciento desde el lunes, en la que fue su peor semana desde finales de julio. El jueves fue la jornada más dura: el índice de referencia de la bolsa española se desplomó un 3,72 por ciento y perdió el nivel de los 14.000 puntos. Fue el varapalo más serio del indicador desde el 15 de marzo de 2004, tres días después de los atentados del 11-M.Aunque ayer los bancos renacieron de sus cenizas, será difícil para ellos olvidar esta semana. Especialmente en el caso de Santander.La entidad presidida por Emilio Botín perdió el miércoles el primer puesto por capitalización del Ibex, que le fue arrebatado por Telefónica, que terminó la sesión con una capitalización más de 500 millones de euros superior a la del banco. Pero Santander, herido en su orgullo, aprovechó la sesión de ayer, en la que fue el valor más alcista del primer índice, para volver a ser líder por capitalización.El estornudo de iliquidez que provocó la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos también hizo que los parqués europeos enfermaran de una persistente gripe bajista. Los primeros síntomas de lo que estaba por venir se habían visto en las dos últimas sesiones de la semana previa, cuando algunas plazas habían sufrido descensos cercanos al 4 por ciento.Sin duda, las bolsas europeas agradecerán el fin de esta semana, en la que algunas de ellas, como la de Londres o la de París, llegaron a marcar sus mínimos anuales.El rojo también fue el color de moda en la divisa europea. El euro se depreció casi un 2 por ciento frente al dólar en cuatro sesiones consecutivas de caídas; así, los 1,3426 dólares que se pagaban por euro el jueves quedaban lejos del máximo histórico que había marcado la moneda única el 20 de julio, en 1,3827. Frente al yen, el saldo semanal es, si cabe, peor. De lunes a jueves, el euro perdió un 5,8 por ciento frente a la divisa nipona.Viernes de alivioSin embargo, las caídas semanales se suavizaron algo el viernes, cuando la moneda única se apreciaba a media sesión más de medio punto frente al dólar y al yen.¿Y las materias primas? El miedo de los inversores y su avidez por conseguir liquidez ni siquiera las respetaron a ellas. Las cotizaciones del petróleo y el oro estuvieron relativamente tranquilas a comienzos de semana, pero el jueves negro incluso el activo refugio por excelencia -el oro- cayó más del 3 por ciento. Pero, un día después, las materias primas pudieron respirar tranquilas. Al cierre de la sesión de ayer en España, el oro recuperaba casi la mitad de lo perdido en la semana, y el petróleo volvía a situarse sobre los 70 dólares.