madrid. Los mercados bursátiles afrontan una semana inquietante. Las referencias empresariales brillan por su ausencia. Un gran número de inversores están de vacaciones. Y de donde más pendientes deberían estar los parqués, los datos macroeconómicos, a priori no deberían desestabilizar los mercados. Parece que tendría que ser una semana tranquila, pero en bolsa nunca se sabe por dónde irán los tiros, si no no hay más que echar un vistazo a lo que ocurrió la semana pasada. Después de un inicio brillante, en el que el Ibex superó los 15.000 puntos, el miedo de los inversores a las hipotecas subprime hizo que el principal índice español acabase por debajo del nivel en el que había comenzado la semana.Está probado que periodo estival, bajos volúmenes de negociación y tranquilidad no suelen ir ligados en el vocabulario bursátil. Lo sabe bien el inversor que haya colgado el cerrado por vacaciones en su cartera con la esperanza de encontrársela igual a la vuelta.Para encontrar más pruebas que el desplome de la semana pasada sólo hay que volver la vista atrás a lo que ocurrió justo hace un año. En unas condiciones idénticas de faltas de referencias en los mercados, el 15 de agosto de 2006 se vivió una de las jornadas más trepidantes en el parqué español con el Ibex recuperando temporalmente los 12.000 puntos. Y eso que de las sesiones del 15 de agosto se suele decir que son unas de las jornadas más aburridas del año en los mercados por la baja negociación que hay en los mercados bursátiles. Y es que precisamente esta falta de actividad es la que puede mover más bruscamente los índices en una u otra dirección.