madrid. Sólo ha pasado un año desde que Moody's situó en bono basura a la constructora OHL y ya ha vuelto a mover ficha. De hecho, lo ha hecho poniendo el rating de la compañía en Ba2 frente al Ba1 anterior, con lo que se sitúa a dos peldaños por debajo del grado de inversión. Además, sigue teniendo en perspectiva negativa su calificación crediticia. A pesar de que OHL es una de las compañías preferidas por los analistas, no consigue ganarse el aplauso de las agencias de rating. El problema es su alto endeudamiento, ya que los compromisos financieros superan los 4.200 millones de euros, casi 5 veces el beneficio operativo estimado para este año en los 868 millones de euros.