Emitió 3.500 millones de euros a un tipo del 2,27%, inferior al del mercadomadrid. Imagine que un día se va de rebajas, llega a la tienda y donde usted esperaba un descuento del 15 por ciento, ve que la reducción del precio es del 50 por ciento. La alegría en este caso será evidente. Pues la misma es la que debe sentir en este momento el Tesoro Público. Ayer se celebró una subasta de bonos a 3 años. Se esperaba que se colocara a un tipo de entorno al 2,39 por ciento, ya que ésta era la rentabilidad que estaban teniendo estos títulos en el mercado secundario. Pero la demanda y la distensión del mercado permitieron que a los inversores les bastara una rentabilidad del 2,276 por ciento para adquirir deuda española. La cifra es un 32 por ciento inferior a la registrada en la última semana de bonos de este tipo. Se celebró en junio y en ella el Tesoro tuvo que pagar un interés medio del 3,317 por ciento. Pero el rendimiento no es lo único que se ha reducido en estos dos meses. También se ha visto un descenso de la demanda. La demanda cae Aunque las peticiones en la subasta de ayer superaron la oferta (se recibió una demanda de 6.624 millones de euros y se colocaron 3.500 millones de euros, el máximo previsto), la demanda fue inferior a la registrada en el mes de junio, cuando la cantidad superó los 8.000 millones de euros. No en vano, disipado ya el riesgo de que España incurra en un impago, era mucho más atractivo contratar un bono con una rentabilidad superior al 3 por ciento que otro con un rendimiento inferior al 2,5 por ciento. En todo caso, con la de ayer ya son tres las subastas consecutivas en las que al Tesoro se le abarata la colocación de deuda -la rentabilidad en las dos anteriores, ambas de letras del tesoro, cayó cerca de un 25 por ciento-. "Ha sorprendido mucho la rebaja de los tipos, porque no se esperaba que fuera tan fuerte. El miedo hacia España se ha disipado y se ha podido poner de manifiesto que la deuda española ha sido injustamente tratada", afirma Miguel Llorente, analista de Capital at Work. Por ello, este experto pronostica que las próximas colocaciones que el Tesoro lleve a cabo seguirán colocándose con descuentos, aunque quizá no tan fuertes como el de la subasta de ayer. "En las siguientes colocaciones también se abaratará, pero menos, ya que son emisiones a corto plazo y el Tesoro tiene muchos vencimientos a corto plazo que tiene que cubrir", asegura Llorente. La subasta de ayer es otra prueba más de que los inversores ya han perdido el miedo y que no ven como una posibilidad real que España incurra en un impago. Otra es el CDS (seguro contra el riesgo de impago). Aunque ayer repuntaron levemente, en el último mes han caído desde los 254 puntos básicos a los 188 actuales. Una cifra que, si bien está aún alejada de la de principios de año (110 puntos básicos) también lo está de los máximos de 267 puntos básicos. Similar evolución está teniendo el diferencial entre el bono español y el alemán. Los máximos anuales, que marcó en los 221 puntos básicos o 2,21 puntos porcentuales, han quedado atrás y ahora, con la rentabilidad de la deuda española cotizando a la baja hasta el 4,12 por ciento y la alemana haciéndolo al alza hasta el 2,57 por ciento, la brecha entre la deuda de ambos países se ha relajado hasta los 155 puntos básicos.