Los índices del gigante asiático perdieron casi un 10% y contagiaron a los parqués internacionalesEl indicador español se mantiene en positivo en 2007, aunque ayer entregó los 14.500 puntosmadrid. Un terremoto vendedor con epicentro en China removió ayer los cimientos de los mercados financieros internacionales. La fuerte caída de los principales índices asiáticos, que perdieron casi un 10 por ciento en su peor sesión desde 1997, se contagió a los parqués de todo el mundo. En Europa, los retrocesos oscilaron entre el 2 y el 3 por ciento. El Ibex 35 no se apartó de esta tendencia y cedió un 3,01 por ciento, hasta los 14.408,3 puntos. Se trató de su descenso más pronunciado desde marzo de 2004. Al otro lado del Atlántico, los recortes fueron muy importantes. El Dow Jones y el Nasdaq 100 acumularon pérdidas cercanas al tres por ciento. La volatilidad se disparó hasta niveles no vistos desde el pasado mes de julio.El detonante de estos abultados números rojos radicó en el desplome sufrido en los parqués chinos. Allí, los indicadores más relevantes padecieron recortes comprendidos entre el 8 y el 10 por ciento. Los inversores, particularmente los internacionales, huyeron despavoridos del mercado asiático ante la posibilidad de que el Gobierno emprenda nuevas medidas para controlar más la inversión bursátil e impedir un recalentamiento excesivo de las cotizaciones. "Nosotros no tenemos exposición en China porque tanto por valoraciones como por cuestiones de gobierno corporativo y empresariales, no nos genera la confianza suficiente", afirma Tom Baecker, gestor de acciones asiáticas de CapitalatWork. La posibilidad de que las autoridades del gigante puedan endurecer los impuestos a las ganancias de capital y de que lleven a cabo otras medidas, como más subidas de los tipos de interés, para tratar de enfriar tanto la especulación bursátil como el crecimiento económico, provocó una deserción en manada de los inversores. De hecho, el valor bursátil de los mercados chinos cayó ayer en 82.000 millones de euros. Excusa perfectaSin embargo, estos descensos, así como la voluntad de los inversores institucionales extranjeros de deshacer posiciones, no deben separarse del espectacular comportamiento protagonizado por los valores chinos en los últimos meses. En 2006, el índice Shanghai Shenzen 300 se revalorizó 121 por ciento y hasta la caída de ayer acumulaba unas ganancias superiores al 30 por ciento en 2007. Es decir, un saldo lo suficientemente jugoso como para hacer caja y no esperar al calado de las medidas que pueda aplicar el Gobierno chino. Salvando las distancias, esta tendencia era común en los mercados mundiales, algo que los expertos consideran clave para explicar los desplomes vistos ayer. "Se trata de un ajuste, que ha sido violento porque también lo han sido las subidas. Para los inversores, lo sucedido en China ha sido una excusa para vender", afirma José Luis Martínez, estratega en España de Citigroup. Además, las ventas encontraron el terreno abonado por las advertencias lanzadas en la víspera por el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, el resurgimiento del petróleo, que se mantiene por encima de los 61 dólares, y la debilidad del dólar, que ayer se situó por debajo de las 1,32 unidades por euro. Además, las referencias económicas conocidas ayer en Estados Unidos, como los pedidos de bienes duraderos, fueron realmente decepcionantes, lo que acentuó el pesimismo de los inversores. Pese a los recortes padecidos ayer, Bob Doll, vicepresidente y director global de inversiones de BlackRock, huye de derrotismos. "Nuestra visión a largo plazo sobre los mercados permanece positiva", sostiene. Eso sí, también precisa que lo acontecido ayer "puede ser el catalizador para una corrección". Castigo en toda reglaEn España, sólo Fadesa se salvó de la quema dentro del Ibex 35. En conjunto, la capitalización del índice de referencia de las bolsas españolas cayó en 16.195 millones de euros. Además, los descensos se vieron reforzados por la negociación más alta en dos semanas, ya que se movieron 7.604 millones de euros.Entre los valores más perjudicados figuraron las constructoras: Sacyr cayó un 7,2 por ciento; Acciona, un 6,2 por ciento; y Ferrovial, un 6,1 por ciento. Entre los pesos pesados, Santander cayó un 2,9 por ciento, BBVA, un 2,8 por ciento; y Telefónica, un 2,3 por ciento.