El positivo escenario dibujado por el presidente de la Fed no descarta la persistencia de amenazasmadrid. ¿Diálogo de sordos? ¿Falta de sintonía? ¿O es que los inversores se quedan ahora simplemente con lo bueno e ignoran todo aquello que no lo es tanto? La resaca de la comparecencia protagonizada el miércoles por el presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, ante al Senado estadounidense, alimentó ayer todo tipo de preguntas en los mercados financieros. Sobre todo, porque entre los expertos sorprendió la reacción absolutamente positiva de los inversores a las palabras del máximo representante del banco central estadounidense. No en vano, la sesión del miércoles se saldó con nuevos máximos históricos en índices como el norteamericano Dow Jones o el español Ibex 35, además de las notables subidas registradas prácticamente en todas las bolsas del mundo. "El discurso de Bernanke fue muy similar al emitido por la Reserva Federal en el comunicado oficial de su reunión de enero. Se mostró positivo con la economía y también con la inflación, pero en este sentido aún reconoció que persisten riesgos sobre los precios por parte del consumo privado, el empleo y la utilización de la capacidad empresarial", apunta Pablo Guijarro, analista de AFI. Ciertamente, aunque Bernanke aludió a que hay factores que "contribuyen a una mayor suavización de la inflación", como la moderación del crecimiento, el menor coste de las materias primas y las contenidas expectativas de inflación a largo plazo, tampoco ocultó que "los datos mensuales son confusos y, consecuentemente, tendrá que pasar algún tiempo antes de que podamos estar confiados para subrayar que la inflación se está moderando como anticipamos". ¿Exuberancia optimista?Si es así, ¿por qué se mostraron tan entusiasmados los inversores? "En estos momentos, los parqués dan más valor a los datos buenos que a los malos, por lo que reaccionan con más intensidad a los primeros que a los segundos", argumenta Jaime Hoyos, director de gestión de activos y patrimonios de Urquijo Gestión. José Luis Martínez Campuzano, estratega en España de Citigroup, sugiere al mismo tiempo uno de los factores que pudo impulsar el ánimo comprador en los mercados. "Bernanke aludió a riesgos que impiden un recorte de los tipos más que a amenazas que motiven un repunte del precio del dinero, que era el mayor miedo que tenía el mercado", apunta. Es decir, los inversores se apresuraron a descartar un posible movimiento alcista por parte de la Fed sobre los tipos, que seguirían en el 5,25 por ciento. Ahora bien, el escenario actual esconde trampas. Primero, por el optimismo que parece impregnarlo todo en los parqués, y que puede coger a contrapié a los inversores si las previsiones no se cumplen. Y segundo, porque no hay que desterrar del horizonte de los mercados la amenaza inflacionista. Para los expertos, no cabe duda de que éste es el mayor riesgo al que se enfrentan los mercados. "Un repunte de los precios sería el peor enemigo para los mercados porque provocaría un repunte de los tipos que enfriaría el crecimiento y la actividad inmobiliaria, y por lo tanto resucitaría el miedo a una recesión", asegura Pablo Guijarro. Y, en este sentido, los parqués podrían mirar de nuevo a la Fed para apreciar que la institución tampoco las tiene todas consigo. Lo demuestra el hecho de que, para este año, maneja la prevision de que la inflación del consumo privado subyacente, la principal referencia que emplea para seguir los precios, se moverá entre el 2 y el 2,25 por ciento. O lo que es lo mismo, casi en el mismo nivel en el que está ahora. Entonces, ¿es que el presidente de la Reserva Federal volvió a fallar a la hora de mandar mensajes a los mercados? "Bernanke estuvo bien", concluye José Carlos Díez. "Los banqueros centrales tampoco son dioses, y si las cifras van por otro lado corregirán sus previsiones y sus medidas", precisa José Luis Martínez. O lo que es lo mismo, pese a todo el revuelo las cosas siguen como antes. Todo depende de los datos que se vayan conociendo. Y los mercados no deberían olvidarlo.