La Comisión Europea planteará la semana que viene cómo atar en corto los fondos libres y los sueldos de los jefazosbruselas. El pleno del Parlamento Europeo culminó ayer la negociación sobre la Directiva que regulará la actividad en la UE de las agencias de rating o calificación de riesgos. La normativa fue adoptada con 569 votos a favor, 47 en contra y 4 abstenciones. La votación carecía de incertidumbre: el texto llegó bien atado tras el acuerdo previo entre la Comisión Europea, los eurodiputados, y los ministros de Economía y Finanzas. La directiva intenta acabar con los conflictos de interés por los que se ha acusado a estas agencias de no avisar a tiempo de la llegada de la actual y devastadora crisis financiera. El objetivo es que no puedan ser jueces y parte: se debería acabar que puedan cobrar por asesorar a los emisores de productos financieros, y luego guiar con sus opiniones a los inversores dispuestos a comprar esos productos. La UE también pretende que las agencias de rating eleven los estándares de calidad de las opiniones que emiten sobre el riesgo que existe al invertir en los productos financieros que analizan; y que actúen de manera transparente. La normativa también incluye un régimen de supervisión. En la actualidad sólo existe un código de conducta a través del cual se autorregula el sector. Oleada reguladora Tras ser adoptada la norma sobre las agencias de rating, la Comisión Europea se dispone a presentar la semana que viene una nueva batería de iniciativas para tapar otros agujeros en la regulación y la supervisión de los mercados que la crisis ha puesto en evidencia. En el disparadero tiene una propuesta de directiva sobre los gestores de hedge funds o fondos de inversión libre, los de private equity -fondos que invierten en empresas no cotizadas-, y otros fondos alternativos. La Comisión Europea lleva un lustro resistiéndose a regular este sector, y los socialistas europeos dicen que el borrador de la directiva es un coladero lleno de vacíos legales. Vacíos legales que, siempre según las críticas de los eurodiputados socialistas, permitirán que las estratosféricas operaciones especulativas globales sigan escapando a la supervisión y la reglamentación, pese a los compromisos alcanzados por los líderes mundiales en las recientes cumbres en Washington y Londres del G-20 (los jefes de Estado o Gobierno de los países más ricos del planeta, y los dirigentes de las economías emergentes más prometedoras). El Ejecutivo comunitario también tiene previsto presentar la semana próxima una recomendación para que los sueldos de los jefazos sean más transparentes. Y en junio prevé plantear una propuesta legislativa que endurezca los requisitos de capital y solvencia de las entidades financieras que den a sus directivos primas elevadas por asumir riesgos a corto plazo. El Parlamento Europeo también aprobó el miércoles la directiva Solvencia II, a través de la que moderniza la reglamentación y la supervisión de las aseguradoras. Y en mayo prevé cerrar la tramitación de la revisión de la directiva de requisitos de capital para la banca.