Avisa de que su desarrollo es inferior al de la media de la zona euro y al de EEUUmadrid. Hace un año y medio que el Banco de España dio un tirón de orejas a las gestoras de fondos al recomendarles en un informe que moderaran las comisiones que cobran en fondos y que no bajaran la guardia frente al fortalecimiento de las firmas extranjeras. Y ayer volvió a mandar un mensaje a las gestoras de fondos y planes de pensiones en su Boletín Económico de noviembre. Esta vez, para dar a las gestoras una palmadita en la espalda, aunque les recuerda que todavía tienen camino por recorrer, y animarles a que aprovechen la reforma fiscal. "A pesar de la notable expansión de la inversión colectiva en España, su desarrollo es todavía algo inferior al de la media de la zona euro y está claramente por detrás del de EEUU", indica. Mientras que el patrimonio de los fondos mobiliarios se situaba a finales de 2005 en el 33 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), en la UEM ascendía al 35 por ciento y en EEUU al 72 por ciento del PIB. Unas diferencias que quedan más patentes en planes: el 9 por ciento en España sobre el PIB, frente al 12 por ciento en la UEM y el 95 por ciento en EEUU. No obstante, aplaude el protagonismo que han adquirido en la última década, en la que el ahorro destinado a la jubilación se ha multiplicado por quince desde principios de los noventa. ¿Por qué? El Banco de España achaca este despegue a la estabilidad del marco legislativo desde 1996 y su fiscalidad. En el caso de los fondos, su "auge" se debe a la elevada liquidez de la que disfrutan la amplia gama de productos con distintas combinaciones de rentabilidad y riesgo y su favorable fiscalidad frente a activos sustitutivos como los depósitos. Pero, ¿cuál será el escenario que se avecina con el nuevo IRPF que entra en vigor en 2007? El supervisor es optimista y espera que "la mayor neutralidad del nuevo impuesto suponga, a largo lazo, un estímulo para la competencia entre las instituciones". Además, considera que la nueva Ley traerá una reducción importante de las distorsiones que introducen los impuestos en las decisiones de cartera de los agentes.