La moneda europea marcó ayer el valor más alto en 20 meses frente al dólar y un nuevo récord con el yenmadrid. Si Nietzsche levantara la cabeza posiblemente se sorprendería al contemplar cómo el mercado de divisas refleja su teoría del eterno retorno. Siguiendo la singular visión del tiempo ideada por este filósofo alemán, los mismos acontecimientos que ya ocurrieron en otras ocasiones en torno a las principales monedas del mundo se repiten en la actualidad prácticamente en el mismo orden y con parecidas características. Al igual que pasó en 2002, 2003 y 2004, el mercado ha vuelto a agitarse en la recta final del año. Y, de nuevo, con el mismo actor protagonista, el dólar, al que se añaden los mismos secundarios, el euro, el yen japonés, el yuan chino y el franco suizo. Más coincidencias: el desencadenante de la situación actual -y de las pasadas- es la debilidad de la moneda norteamericana y la reacción de las restantes divisas. Aunque en 2006 el dólar ya venía sufriendo descensos comprendidos entre el 5 y el 10 por ciento frente a varias de las principales monedas mundiales hasta hace una semana, en las cinco últimas sesiones ha acelerado sus descensos. La ralentización de la economía estadounidense, con la consiguiente confirmación de que la Reserva Federal no volverá a subir unos tipos de interés que se mantienen en el 5,25 por ciento desde junio, ha provocado que los inversores internacionales, principalmente aquellos con un ánimo más especulador, hayan dado la espalda al dólar. Este hecho provocó que la divisa norteamericana bajara ayer hasta los 1,313 dólares por euro, aunque llegó a caer hasta un mínimo diario de 1,316 dólares, su tipo de cambio más bajo frente a la moneda europea desde el 22 de marzo de 2005. Sin embargo, éste no es el único puente con el pasado. Como ya ocurrió entre 2002 y 2004, el euro ha cargado en primera persona con la debilidad del dólar. En la última semana, de las divisas más importantes del mundo sólo el franco suizo ha subido contra el dólar más que el euro. La moneda suiza se ha apreciado casi un 3 por ciento dado su carácter de activo refugio. Por su parte, la divisa europea se ha revalorizado un 2,3 por ciento, frente al 2 por ciento de la libra, el 1,7 por ciento del yen o el 0,35 por ciento del yuan chino, que mantiene su subida gradual y ayer se cambió a 7,843 yuanes por dólar, su nivel más alto desde diciembre de 1993. Atención especial merece el caso japonés. El gobernador del Banco de Japón (BoJ), Toshihiko Fukui, señaló ayer que "la institución tendrá en cuenta los tipos de cambio a la hora de tomar decisiones sobre los tipos de interés". O lo que es lo mismo, el mandatario del banco central nipón mostró claramente que no tendrá prisas en subir los tipos si el yen cobra fuerza frente al dólar, puesto que la combinación de unos intereses más altos y una moneda más fuerte podría interrumpir la recuperación japonesa. Esta declaración de intenciones provocó que el yen cayera un 0,5 por ciento frente al euro, hasta los 152,5 yenes, el tipo de cambio más bajo de su historia frente la moneda única. Con respecto al dólar se dejó un 0,2 por ciento, hasta los 116,1 yenes.