Después de chocar contra su resistencia de referencia a medio plazo, el dólar ha bajado de golpe hasta la zona de las 1,28-1,282 unidades contra el euro. ¿Podría quedarse ahí? La caída fue rápida y merece una consolidación. Pero, más allá del corto plazo, los argumentos se acumulan y no se puede descartar ahora un descenso hacia 1,40 contra el euro. En Asia, ciertos Bancos Centrales, como el potente Banco Popular de China, pueden haber iniciado una diversificación de sus reservas en beneficio del oro y otras divisas y en detrimento del dólar. En Japón, el Banco Central tolera cada vez menos la situación del yen. Su debilidad histórica frente al dólar se está convirtiendo en un peligro potencial, después de ayudar a la economía. Y, en Estados Unidos, la victoria demócrata vuelve a traer a colación la amenaza de un enfrentamiento comercial con China. Por ahora, las escaramuzas son verbales pero la palabra proteccionismo vuelve a oírse en el Capitolio, sin que la administración Bush parezca perturbarse. El problema es que enfrentarse a su mayor acreedor puede tener consecuencias desastrosas si el mercado aprovecha la ocasión para poner a prueba el compromiso de los Bancos Centrales por sostener el billete verde. Hasta ahora, la amenaza es sólo teórica, al menos mientras la caída del dólar no vaya más allá de la dirección alcista que delimita el amplio movimiento lateral entre 1,24 y 1,295 unidades por euro. Pero estamos en la zona roja, y un ataque contra los 1,295/1,30 podría, de estar superada, desencadenar una caída importante.