"Menos mal que es viernes", debieron pensar ayer los directivos y los accionistas de Repsol. Quizá esta noticia, que se acababa la semana, fue la única buena que la compañía recibió en todo el día porque todo lo demás fue para echarse a llorar. Acabó la sesión como el tercer valor con más retrocesos del índice, al perder cerca de un 2,23 por ciento, hasta 27,19 euros, su peor comportamiento en un mes. En la semana también retrocedió: un 2,19 por ciento, lo que supuso quebrar la racha alcista que en las dos últimas semanas le había llevado a marcar máximo histórico en 28,41 euros.Lo peor, además, es que el descenso de ayer no fue un movimiento sin fundamento, sino todo lo contrario. El volumen de títulos negociados (20,9 millones de títulos, que representan un 1,7 por ciento del capital) fue mayor que el resto de la semana. En el día se movieron 570 millones de euros.Eso sí, motivos para vender no faltaron. Por un lado, el petróleo, que rondó los mínimos anuales en Europa y los alcanzó en Estados Unidos. Por otro, toda una pléyade de analistas recortaron su recomendación sobre la compañía, tras los resultados publicados el miércoles y el anuncio de cancelar los planes de sacar a bolsa su filial latinoamericana YPF. El banco suizo UBS se la rebajó hasta reducir desde neutral, casi igual que el estadounidense Lehman Brothers; desde Kepler le bajaron de comprar a reducir, aunque le elevaron el precio objetivo desde 26 a 26,5 euros; Goldman Sachs le recortó un 1 por ciento sus previsiones de beneficio, mientras que la firma española Ibersecurities y la estadounidense JPMorgan reiteraron sus consejos negativos. La mayoría de estas entidades asegura que Repsol tiene una valoración muy poco atractiva en comparación con el sector.