Portugal, Italia, Grecia y España vuelven a sufrir la mayor tensión en el mercado de deudaEl bono español es al que menos le ha subido el interés, 4 décimas, frente a las 7 décimas de ItaliaLa crisis por la pandemia de coronavirus vuelve a poner a los países periféricos de la eurozona en el centro del huracán del mercado de deuda. Como ya ocurrió tras la gran crisis financiera de 2008, Portugal, Italia, Grecia y España –a los que entonces se encuadró bajo el acrónimo PIGS– sufren las consecuencias de un mayor endeudamiento, que les hacer partir con un menor margen fiscal para encajar el golpe, y de un mayor impacto en la actividad económica de las medidas de hibernación económica tomadas para contener los contagios por el Covid-19 y evitar un colapso de los sistemas sanitarios, por el mayor peso del sector servicios respecto a los países del norte. Una debilidad que ha provocado que, desde los mínimos que marcaron los intereses que se exige a sus bonos de referencia tras la intervención de urgencia del Banco Central Europeo (BCE) a mediados de marzo, el coste de finanaciación se haya incrementado 60 puntos básicos de media para estos cuatro países.La compras récord de deuda soberana de la institución monetaria durante las últimas semanas han evitado que se hayan retomado niveles previos al anuncio del programa de compras de emergencia (PEPP) de 750.000 millones de euros y después al levantamiento del límite por países, que le permite adquirir el 100% de las emisiones de cualquiera de ellos, pero el interés del bono griego con vencimiento a 10 años se ha endurecido del 1,58% al 2,34%, el de Italia del 1,226% al 1,84%, el de Portugal del 0,66% al 1,09% y el de España del 0,55% al 0,95%, siendo este el menor incremento, tras la relajación vista en los últimos días, que deja la prima de riesgo –el diferencial respecto al interés del Bund de Alemania– en 140 puntos básicos.Este escenario descarta una crisis como la que vivió el país y el conjunto de la eurozona a principios de la última década, cuando el interés que se exigía al bono alcanzó su máximo histórico en el 7,6% a finales de julio de 2012, desde el 3,8% en el que arrancó 2010. Esta subida del coste de financiación de España por la recaída de la economía en recesión tras la gran crisis financiera, el rescate bancario y la incertidumbre sobre la supervivencia del euro implicó unas pérdidas por precio de cerca del 33% en la deuda de referencia.En cambio, para los que compraron los bonos en máximos históricos, las ganancias han llegado a ser del 94%, si se toma como referencia el mínimo que se registró en el 0,035% el 15 de agosto de 2019, gracias a los programas de compras de deuda del BCE que se intensificaron desde aquel pico de tensión, cuando el entonces presidente de la institución monetaria, Mario Draghi, pronunció el "haré lo que sea necesario".La continuidad de la presencia del banco central en el mercado y el anuncio de la extensión de urgencia del programa de compras, en el momento de mayor tensión de la crisis del coronavirus, que llevó al interés del bono al 1,22% el 18 del pasado mes, ayudó a que se relajara hasta el 0,55%."Las restricciones a viajes al extranjero probablemente sean las últimas en ser levantadas, afectando a la industria del turismo, importante fuente de ingresos para muchas economías del sur de Europa, incluyendo España, pero la intervención del BCE y bonos de solidaridad de la eurozona pueden evitar otra crisis de deuda soberana como en 2011-2012", explica Nadia Gharbi, economista de Pictet WM, quien considera que, "aunque el programa emergencia del BCE comenzará a reducirse en 2021, dado su carácter temporal, las compras aumentarán el año que viene me-diante la expansión del anterior programa"."La tensión en el mercado ya se está produciendo desde que se empiezan a anunciar los paquetes de política fiscal por parte de los diferentes gobiernos, a principios de marzo", apunta Jesús Sáez, experto de Natixis, quien argumenta que "las tensiones adicionales podrán venir de esos necesarios incrementos de financiación asociados al mayor gasto previsto, pero, afortunadamente, nuestra referencia soberana, más allá del estrés que ha podido sufrir ligado a la mayor volatilidad del mercado en general y que ha sido un efecto transversal para todos los activos, ya no tiene la variabilidad en lo negativo que presentó en otras épocas y que actualmente siguen presentando comparables históricos, como el bono italiano"."El bono seguirá sostenido a pesar del aumento de la tasa de desempleo que sufriremos porque continuarán las compras y la reinversión del BCE", coincide Borja León-Sotelo, gestor de Andbank WM.