La última reunión del Banco Central Europeo (BCE) parece que fue una de las más duras de los últimos años, por la cantidad de nuevas medidas que adoptó el organismo, en un momento en el que han surgido voces disidentes, que no están alineadas con la opinión mayoritaria del organismo. Ayer se publicaron las actas que recogieron el debate de los miembros del Consejo de Gobierno del organismo durante el encuentro, y estas reflejaron las diferencias que separan a algunos miembros.La primera de ellas gira en torno al nuevo cuadro macro del organismo (las perspectivas económicas que manejan para los próximos años). El BCE rebajó en septiembre su estimación de crecimiento económico para 2019 en una décima, hasta el 1,1 por ciento, y en dos décimas para 2020, hasta el 1,2 por ciento, y dejó sin cambios la de 2021 en el 1,4 por ciento. Esta previsión, sin embargo, no la comparte todo el mundo: "Las perspectivas económicas fueron diferentes, con varios miembros argumentando que, a pesar de las revisiones a la baja, el escenario de las últimas estimaciones del BCE seguía siendo demasiado optimista, teniendo en cuenta la incertidumbre que todavía persiste", recoge el documento. En concreto, algunos miembros creen que el organismo no está teniendo en cuenta dos factores especialmente importantes. "Las proyecciones se consideran demasiado favorables, ya que se basan en un escenario con un Brexit ordenado, cuando la probabilidad de que no sea así está creciendo y también asumen que se resolverán las tensiones comerciales con el tiempo". Además, las actas también señalan cómo "se comunicaron algunas dudas sobre la posibilidad de que los márgenes de beneficio aumenten, como asumen las nuevas estimaciones, a medida que se vaya recuperando la actividad económica".Las opciones que debatieronEn la reunión de septiembre el BCE aprobó un recorte de tipos de 10 puntos básicos en la facilidad de depósito, hasta el -0,5 por ciento, y un nuevo programa de compras de deuda por valor de 20.000 millones de euros al mes, a partir de noviembre, y sin fecha límite como novedad.En este frente también hubo diferencias, ya que, según muestran las actas, "algunos miembros valoraron que el nuevo programa de compras de deuda no es lo suficientemente fuerte". Por otro lado, algunos miembros propusieron alternativas a la decisión que finalmente se adoptó: "Unos pocos expresaron su disposición a bajar los tipos de interés en la facilidad de depósito en 20 puntos básicos [el doble de lo que se recortó finalmente], como parte de un paquete de estímulos que no habría incluido el nuevo plan de compras de bonos".Otros miembros, sin embargo, se negaron a votar a favor del recorte de tipos de interés: "Algunos se sintieron incapaces de apoyar un recorte de 10 puntos básicos, ya que mostraron su preocupación por la posibilidad de que se produzca un incremento de los efectos secundarios adversos debido a un nuevo recorte en los tipos de interés", señala el documento.