El Banco Central Europeo (BCE) anunció en julio que está preparando una nueva ronda de estímulos para pelear contra la debilidad que está mostrando la inflación, y las débiles perspectivas que hay para los próximos años. En el encuentro, el organismo abrió la puerta a nuevas bajadas de tipos de interés, a rescatar otra vez el programa de compras de deuda que terminó a principios de este año y a buscar nuevas medidas para mitigar el daño que estas primeras propuestas hacen a la banca.Estas son las tres medidas que ha puesto sobre la mesa el organismo. Lo que no se conocía es que el Consejo de Gobierno del BCE no quiere limitarse a elegir la mejor opción, si no que se inclina más por lanzar todas estas medidas en un paquete conjunto, para intentar ser todo lo efectivo que sea posible. Las actas de la última reunión del organismo recogen cómo durante el encuentro "se expresó el punto de vista de que las distintas opciones se deben ver como un paquete de medidas, es decir, como una combinación de instrumentos que se complementan entre sí y tienen sinergias, ya que la experiencia ha mostrado que un paquete de medidas –como recortes de tipos y compras de deuda– es más efectivo que acometer una secuencia de acciones".Así, parece que la entidad que preside Mario Draghi está preparando una gran traca final, para cerrar el mandato del italiano, que dejará las riendas del BCE a Christine Lagarde a partir de noviembre, con un estruendo que sea suficiente para que la economía despierte de su letargo.Además, las actas recogen el interés que mostraron algunos miembros del BCE por cambiar el discurso del presidente del organismo en lo que respecta al objetivo de inflación. "Se comentó que la definición del Consejo de Gobierno de considerar la estabilidad de precios en un nivel por debajo del 2 por ciento introducía de facto un elemento de asimetría", explican las actas, e indican que "un debate sobre la simetría del objetivo de inflación no se puede separar del debate en torno al objetivo mismo". El resultado fue que en julio Draghi admitió que el organismo valora la posibilidad de que se cambie el objetivo de inflación, de forma que el BCE pueda actuar "con la misma determinación, esté la inflación ligeramente por encima o por debajo del 2 por ciento", señaló el economista italiano.En el resto de cuestiones, las actas no dieron sorpresas: el consejo de Gobierno está de acuerdo con el análisis del economista jefe de la entidad, Philip Lane, que fue quien propuso que el BCE hiciese hincapié en la necesidad de una nueva actitud acomodaticia del organismo, teniendo en cuenta la debilidad de la economía, que está viendo cómo la inflación sigue sin alcanzar el objetivo marcado por el organismo, y que tampoco se espera que lo vaya a hacer en los próximos años.