Antes del parón del mes de agosto, Mario Draghi anunció, el pasado 25 de julio en la última reunión del Banco Central Europeo (BCE), que la entidad prepara nuevos estímulos para apoyar la economía europea, por los sintomas de desaceleración y la amenaza externa que está viviendo la región. El italiano confirmaba la dirección en la que se va a mover el BCE y señalaba que el organismo estaba muy preocupado por la debilidad que estaba mostrando la inflación, con el indicador de expectativas cerca de mínimos históricos. "No nos gusta nada lo que vemos cuando analizamos la inflación, ni las expectativas de inflación", explicó entonces el italiano, y abrió la puerta a bajar los tipos de interés y también a recuperar el programa de compras de deuda (QE).Ayer, un día después de que el dato de crecimiento de Alemania para el segundo trimestre cayese hasta el -0,1 por ciento e hiciese saltar las alarmas de una recesión en la primera economía de la eurozona, Olli Rehn, gobernador del banco central de Finlandia y miembro del consejo de Gobierno del BCE, en una entrevista concedida a The Wall Street Journal, dio muchas más pistas que Draghi, detallando algunas de las cuestiones que está planteándose el BCE para septiembre, confirmando, por ejemplo, que la institución no descarta comprar acciones bajo el programa del QE, algo que nunca ha hecho el organismo, que seguiría los pasos del Banco de Japón, que empezó a adquirir estos títulos en diciembre del 2010.Compras "sustanciales"Rehn confirmó lo que muchos pensaban. Debido a la desaceleración de la economía global, el BCE prepara medidas de estímulo que deben incluir compras de bonos "sustanciales y suficientes", explicó el finlandés, abriendo la puerta de par en par a que el organismo reactive el QE ese mismo mes. Para ello, el organismo debería cambiar sus propias normas, ya que hasta ahora se mantiene un límite del 33 por ciento de las emisiones de un sólo país que el BCE puede comprar bajo su programa, lo que, de mantenerse así, no dejaría espacio al organismo para poder maniobrar con libertad en el futuro.Sobre las compras de renta variable, el banquero central reconoció que "no lo descartan", pero matizó que es una cuestión que dependerá de lo que decida todo el equipo del BCE.Si se tienen en cuenta las últimas declaraciones del finlandés, parece que el BCE descargará su artillería con fuerza en septiembre, en lugar de inyectar los estímulos con cuentagotas. "Es importante que aparezcamos con un paquete de políticas significativo e impactante en septiembre", explicó, añadiendo que "cuando se trabaja con los mercados financieros, normalmente es mejor pasarse que quedarse corto, y mejor lanzar un paquete muy fuerte de medidas que titubear", señaló.Apoyo a la bancaLos estímulos del BCE han sido un fuerte castigo para las entidades financieras durante los últimos años, al bajar los tipos a mínimos históricos e imponer una tasa de facilidad de depósito negativa para forzar a la banca a mover su dinero. Consciente del riesgo que supone un fuerte paquete para el sector financiero, Rehn mencionó la posibilidad de que el organismo revise los términos de las próximas operaciones de refinanciación para la banca de la eurozona, "reduciendo el tipo de interés o extendiendo su madurez", explicó el banquero central.Las mayores amenazas que señala el BCE para la economía de la zona euro son, en palabras de Rehn, la inestable situación política en Italia,el frenazo en la economía de China, las incertidumbres en la economía global por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y el país asiático y la posibilidad de que se produzca un Brexit duro en el Reino Unido.