El Ibex, que llegó a subir más de un 1%, acaba la sesión con una caída del 0,43% Los movimientos bruscos, propios del verano, se apoderaron ayer de los mercados. El comunicado de la última reunión del Banco Central Europeo (BCE) despertó en pocos minutos la euforia. Pese a que no llegarán nuevas medidas hasta septiembre, todo conduce a que sí las habrá. Los inversores reaccionaron inicialmente con fuertes compras en la banca, a la que el organismo que preside Mario Draghi compensaría por el castigo que supondría una nueva bajada en los tipos. También con un apetito renovado por la deuda, que volvería a contar con el respaldo de un programa de compras; la rentabilidad del bono alemán a 10 años llegó a tocar nuevos mínimos históricos. Mientras, el euro retrocedía frente al dólar.Pero la alegría duró muy poco. Las explicaciones de Draghi durante la rueda de prensa posterior, en la que se mostró especialmente preocupado por la baja inflación de la zona euro y en la que retrasó cualquier decisión hasta la próxima reunión (ver página 72), no acabaron de convencer al mercado. "El BCE decepcionó al mercado con un mensaje menos dovish de lo esperado. Aunque en el comunicado modificó el forward guidance, incluyendo que los tipos se mantendrán en los niveles actuales o más bajos al menos hasta la primera mitad de 2020, emplazó la decisión de nuevas medidas a la reunión de septiembre una vez que se conozcan las nuevas proyecciones macro de la entidad", señalan desde Banco Sabadell. La volatilidad hizo acto de presencia y todo se dio la vuelta: las bolsas cerraron con caídas, en renta fija hubo ventas y el euro llegó a fortalecerse contra el dólar (ver información inferior).El Ibex 35, que llegó a repuntar un 1,3 por ciento, acabó con una caída del 0,43 por ciento. En el resto de Europa también se diluyeron por completo las subidas. El Dax se dejó un 1,28 por ciento –en un día con nuevos datos macro desalentadores, en este caso el índice IFO de confianza empresarial– el Cac cedió un 0,50 por ciento y el EuroStoxx, un 0,64 por ciento. La banca fue, sin duda, la protagonista de la jornada. Las grandes entidades financieras de la zona euro llegaron a escalar un 2,9 por ciento de media, en línea con las españolas. Pero la jornada concluyó plana para el sector europeo y con una ligera caída del 0,33 por ciento en las entidades nacionales. Los bancos de la bolsa española, más pendientes de Draghi que de la investidura fallida de Pedro Sánchez (ver página 76), que acabaron con caídas fueron Santander, CaixaBank y Bankia, al retroceder un 1,08, un 0,45 y un 0,10 por ciento en cada caso. En cambio, Bankinter se apuntó una subida cercana al 1,5 por ciento tras comunicar sus resultados del primer semestre. La publicación de las cuentas fue lo que arrastró a Telefónica a ser uno de los valores más bajistas del Ibex, con una caída del 2,9 por ciento. Los récords se resisten Desde que Daghi habló en el foro de Sintra en junio sobre "estímulos adicionales", resucitando la idea de nuevos recortes en los tipos y de un programa de compras de activos, el mercado de deuda ha descontado que así será. Los bonos de referencia de algunos países de la zona euro, como Alemania o España, tocaron durante las últimas semanas niveles nunca vistos.Ayer volvieron a dispararse los precios –cuando estos suben el rendimiento del bono baja– y la rentabilidad de la deuda alemana a una década volvió a situarse en un mínimo histórico, mientras la de la española se acercó también a su récord, al tocar el 0,25 por ciento. Sin embargo, al cierre el rendimiento del bono alemán subió hasta el -0,36 por ciento y el de su homólogo español también acabó ligeramente al alza, en el 0,35 por ciento. "Las expectativas son altas para la reunión de políticas de septiembre", admite Wolfgang Bauer, gestor del fondo M&G (Lux) Absolute Return Bond, quien cree que "comprar más deuda pública se está volviendo más complicado, tanto en términos políticos como prácticos".