Las alarmas bajistas han vuelto a sonar en los parqués. Las plazas europeas recibieron la noticia de que el S&P500 había perdido su soporte de los 1.040 puntos y cerraron en números rojos y teniendo en cuenta que esos soportes perdidos no se han recuperado, no es de extrañar que se mantengan las caída. Sólo el dato de empleo que se conoce en EEUU puede conseguir que los alcistas regresen al parqué. El temor al estancamiento económico global ha recuperado protagonismo en los mercados, sobre todo a raíz de los datos publicados en Estados Unidos, que señalan más debilidad, así como los últimos indicadores de China, que demuestran que esta región no está creciendo como en trimestres anteriores. El Índice de actividad manufacturera (PMI) del país asiático fue más flojo de lo estimado por el consenso de analistas, lo que provocó una caída del 1,4 por ciento en el índice chico CSI 300 y desencadenó una apertura negativa en Europa. A pesar de que las bolsas estaban pendientes del vencimiento de deuda bancaria de 240.000 millones de euros y ésta se realizó sin incidentes entre las entidades financieras, los ánimos seguían pesimistas en el Viejo Continente ante la posibilidad de que el miedo a la deflación sea una realidad. La puntilla llegó con los informes sobre nuestro país por parte de Moody's, en los que recortó el rating a cinco comunidades autónomas, Castilla y León, Extremadura, Madrid, Murcia y Castilla la Mancha, a las entidades financieras y al ICO, justo un día después de que esta agencia de calificación pusiese en perspectiva negativa la nota del Reino de España. Caídas, otra vez De esta forma, el Ibex 35 se dejó un 0,92 por ciento, un recorte inferior al del resto de plazas europeas, hasta terminar en los 9.178 puntos. Los analistas técnicos aseguran que uno de los soportes claves del selectivo es que no pierda al cierre semanal los 9.000 puntos. En lo que va de ejercicio ya se deja más de un 23 por ciento, un desplome que le coloca como uno de los peores indicadores del mundo. Por su parte, el Euro Stoxx 50 bajó un 2,12 por ciento, hasta los 2.518,65 puntos, mientras que el francés Cac 40 perdió un 2,99 por ciento y el alemán Dax Xetra cayó un 1,81 por ciento. Sin embargo, estas caídas no sólo eran propias de Europa. Wall Street también se teñía de rojo a media sesión, ya que el Dow Jones se dejaba un 0,51 por ciento y el Standard & Poor?s caía un 0,41 por ciento, hasta los 1.20 puntos. Aunque cotiza por debajo de los 1.040 puntos, los expertos aseguran que es necesario que no se pierda este nivel al cierre de esta semana, ya que de abandonarlos los parqués se podrían ir a los mínimos de 2009. El nivel más bajo del S&P_el ejercicio pasado fue en los 676,53 puntos, mientras que el Ibex 35 llegó a situarse en los 6.817 puntos. "Los datos económicos positivos resultan insuficientes para un mercado inseguro y aún afectado por el pánico a las dificultades de financiación de los estados. Se inicia un semestre y, aunque la presión sobre la financiación de los estados va aliviándose, el tono mixto de los indicadores macroeconómicos es insuficiente para esperar una recuperación inmediata de las bolsas", dice Bankinter. La banca, la peor parada La caída de es sólo un paso más en el negativo comportamiento del parqué español. Dentro de las empresas cotizadas, el sector que se está llevando la peor parte es el bancario, que se deja de media más de un 20 por ciento en 2010, lo que a su vez les resta peso en el selectivo. El mejor ejemplo se puede ver en BBVA, que ya cae un 33,13 por ciento desde el 1 de enero, con lo que ha dejado de tener un ponderación del 11,8 de principios de año, al 10 por ciento actual. Un caso similar se vive en Santander, que ha pasado de tener un peso del 23,26 por ciento al 22,5 por ciento actual, después de bajar más de un 24 por ciento en 2010. Hay que tener en cuenta que sobre las entidades españolas penden dos problemas. Por un lado, la difícil situación económica en España: el incremento del desempleo trae aparejado un incremento de la morosidad y una caída de sus cuentas de resultados. Además, el posible recorte de rating del Reino de España encarece los costes de financiación y dificulta el crédito. Sin embargo, el contexto global tampoco está ayudando. "La circulación de capitales está congelada a pesar del dinero puesto en circulación por el BCE. Algunas entidades con situación de exceso de liquidez prefieren tener depósitos en el BCE con una remuneración del 0,25 por ciento antes que prestar dinero en el interbancario a otras entidades. La aversión al riesgo de los bancos es desorbitada", comenta Oddo Securities. Los expertos aseguran que hasta que no se solucione este problema la tendencia negativa se mantendrá.